Si hace unos días os contábamos cómo servir la cerveza cuando la disfrutamos en casa para sacarle todo el partido y el sabor, hoy volvemos a poner el foco en el terreno de las bebidas para centrarnos en el fascinante universo del cóctel. Y es que, de la misma manera que muchas personas están aprovechando estos tiempos de confinamiento para aprender a cocinar recetas nuevas, también puede ser un buen momento para descubrir los secretos básicos de la coctelería y aprender a elaborar buenos combinados.
Obviamente nada se va a comprar a esos ricos cócteles preparados por la mano experta de los mejores bartenders en nuestros bares favoritos. Pero también es cierto que nosotros en casa podemos elaborar tragos más que dignos y, por qué no, poder llegar a presumir de savoir faire coctelera en mano. Es cuestión de ir probando y de tener en cuenta algunas pautas básicas. A continuación os resumimos algunos de esos consejos básicos que todo principiante debe tener en cuenta:
Mejor pocos ingredientes, pero buenos
A no ser que uno sea Diego Cabrera o Javier de las Muelas, es mejor no elaborar cócteles con demasiados ingredientes. Por supuesto, se puede experimentar. Pero si no somos expertos, será más fácil obtener buenos resultados si usamos pocos ingredientes. Estos deberán ser, eso sí, de gran calidad: destilados premium, zumos de frutas naturales, etc.
La enorme importancia de las cantidades
Al igual que ocurre, por ejemplo, en la repostería (donde se deben emplear las cantidades de los ingredientes de manera milimétrica si queremos obtener buenos resultados), en coctelería ocurre algo similar. Por ello resulta imprescindible seguir las recetas al pie de la letra, respetando cada paso, las medidas exactas, el orden… (aquí el orden los factores sí altera el producto). Todo ello con el fin de obtener el equilibrio perfecto. Muchas veces se tiende a abusar de la parte alcohólica (licores, destilados…). pero recuerda que un buen cóctel no debe saber mucho a alcohol.
A cada cóctel, su copa
Además de buenas materias primas, es también fundamental servir cada trago en su recipiente idóneo. Y es que, del mismo modo que ocurre con los distintos vinos o cervezas, en el caso de los cócteles no solo es importante el contenido sino también el ‘continente’. El objetivo es que esa copa o vaso concretos nos ayuden a disfrutar esas elaboraciones con todos sus matices. En este sentido el abanico de opciones es muy amplio: vaso largo, copa de balón (muy utilizada para la preparación del popular Gin Tonic) , copa Margarita, vaso Collins, y un largo etcétera. Así, antes de preparar nuestro cóctel deberemos informarnos sobre cuál es el vaso o copa más adecuada donde lo deberemos servir. ¡Te aseguramos que no es un detalle menor!
El kit básico de coctelería
No hace falta disponer de infinidad de utensilios para empezar en el mundo de la coctelería. Con un kit básico se pueden preparar infinidad de combinados. ¿Qué debe incluir? Una coctelera, un vaso mezclador, un medidor, un colador de gusanillo para impedir que los cubitos de hielo caigan en el vaso de cóctel, así como una cucharilla mezcladora.
Cuidado con la coctelera
Un par de prevenciones para evitar los errores comunes que se comenten al principio: no rellene la coctelera en exceso, pues la mezcla no se producirá correctamente (aunque si sigues bien las recetas, esto tiene por qué ocurrir). Y recuerda también que las bebidas gaseosas nunca se baten en coctelera, sino que se vierten directamente en las copas o vasos, procurando remover la mezcla (ya en copa) muy despacio. Por cierto, cuando agites la coctelera, hazlo con movimientos enérgicos y uniformes.
Atención al hielo
Servir el cóctel a buena temperatura es fundamental. Para ello deberemos utilizar un hielo de calidad. Sabemos que en estos tiempos de cuarentena no siempre es sencillo, pero si el hielo es más o menos recién comprado, mejor. Es preferible evitar ese hielo que lleva semanas y semanas en el congelador, sobre todo, porque ha podido coger olores o sabores que modificarán al sabor de nuestro cóctel. Ten también en cuenta que el tipo de combinado que preparemos determinará el tipo de hielo. El formato más clásico es el hielo en cubos, perfecto para bebidas largas y tragos on the rocks. El hielo frappé o hielo picado, enfría rápido, pero también se derrite muy rápidamente. Este tipo de hielo se utiliza fundamentalmente para cócteles dulces como el clásico mojito. El hielo fizz se presenta en bolitas pequeñas y, al igual que el frappé, enfría rápido pero se derrite con la misma rapidez. Por su parte, el hielo granizo tiene una función principalmente estética pues, al ser tan fino, posee la capacidad de reflejar la luz y hacer que los colores de nuestro cóctel brillen.
Un cóctel para cada momento
Por supuesto, el gusto personal siempre prevalecerá. Pero es cierto que hay momentos o situaciones que resultan más adecuados para disfrutar de un cóctel u otro: no es lo mismo la hora del aperitivo que la media tarde; que haga un día cálido en el que lo que más apetece es refrescar el paladar o que, por el contrario, nos apetezca entonar el cuerpo con algo más templado... Así por ejemplo, para el aperitivo son ideales combinados como el Martini -en cualquiera de sus tres tipos: seco, semiseco o dulce-, el Manhattan. y, en general, los que no lleven huevo, leche, nata, canela... Si queremos refrescarnos, son óptimos los llamados fizzs (de todos ellos, el Gin Fizz es uno de los más populares). También son una buena opción los preparados con agua o sifón. A media tarde se puede optar por cócteles más ‘nutritivos’, que incluyen huevo, nata, leche… (es el caso de los llamados flips, todos ellos con yema de huevo como ingrediente). Para entrar en calor está bien los grogs o los punches, que se sirven en caliente, a base de bebidas como coñac, ron o whisky.
Beber ‘por los ojos’
Sabemos de sobra que un plato bien presentado puede despertar nuestras papilas gustativas sin siquiera haberle hincado el diente. Por supuesto, en coctelería ocurre lo mismo. Un cóctel bonito y llamativo hará que la persona que vaya a disfrutar de él tenga una actitud más positiva a la hora de probar y juzgar nuestra bebida. Así que no descuides este importante aspecto: fíjate en fotos de cócteles que te gusten, échale un poquito de imaginación, creatividad y cariño. Eso sí, dos consejos básicos: es mejor quedarse corto que excederse con los adornos y condimentos finales (podría terminar arruinando el sabor del cóctel), y ten en cuenta que no todas las decoraciones funcionan para todos los cócteles.
Algunas decoraciones comunes:
- Copas escarchadas: esta técnica se utiliza para decorar el borde de los vasos con sal, azúcar, pimienta, canela, virutas de chocolate, etc (después de haberlos humedecido previamente, por ejemplo, con una de las frutas o refrescos que usemos para el cóctel). El azúcar va bien para las bebidas dulces como Daiquiris, Mojitos y bebidas tropicales. La sal va bien con cócteles como Margaritas y Bloody Marys. Además, si nos podemos ya profesionales, podemos colorear el escarchado, que consiste en darle color usando jarabes y licores.
- Espirales de piel de fruta: Se suelen hacer con la piel de una naranja o un limón. Se corta la piel con el cuchillo en forma circular prestando atención para evitar la parte interior de la piel, que es amarga. Para que adquiera la forma de tirabuzón hay que retorcer la cáscara de la fruta, colocar un extremo dentro del vaso y el resto alrededor o por fuera.
- Rodajas de fruta: Son muy comunes las de limón, lima, naranja, fresa o kiwi. Se recomienda hacerlas delgadas y uniformes y se colocan en el borde de la copa. Se recomienda especialmente esta decoración para los refrescos con notas ácidas. Para los tragos dulces será mejor emplear frutas como por ejemplo la piña que queda muy vistosa si la cortamos en forma de triángulo para decorar.
Puedes poner en prácticas todos estos consejos cuando elabores cualquiera de los fantásticos cócteles que te proponemos aquí