Los productos conocidos como naturales, ecológicos (ECO), biológicos (BIO) u orgánicos son cada vez más demandados por los consumidores, debido a ese interés en aumento por una alimentación a partir de productos saludables y sostenibles. Es más, muchos de ellos ya se sitúan en las estanterías más visibles de algunos supermercados para hacernos más fácil su compra, pero ¿qué significan estos términos? ¿Tienes claro cuál de ellos elegir? ¿Qué diferencia hay entre esas etiquetas? Y, lo más importante, ¿son realmente sanos?
¿Qué es un producto natural?
En general, esta palabra la venimos relacionando con otros términos como salud y bienestar. Incluso, podemos pensar que un producto natural es también orgánico, BIO o ECO, simplemente porque un fabricante lo etiquete también como natural. Sin embargo, si no nos aporta más información, debes de saber que no es así, siendo solo un reclamo publicitario. Los únicos que podemos llamar naturales son los alimentos que produce la naturaleza de manera espontánea, por sí misma y sin la intervención humana (por ejemplo, unos espárragos trigueros o las setas que nacen de forma espontánea).
¿Qué significa la nomenclatura BIO, ECO u orgánico?
A nivel legal, son considerados sinónimos y se usan indistintamente. Si bien, dependiendo del país, veremos más un término u otro. En España, por ejemplo, el término más utilizado es ecológico; mientras que, en los países anglosajones, el término orgánico es el que más veces aparece en las etiquetas. Por tanto, dependiendo del lugar de origen del producto veremos uno u otro, pero son lo mismo.
El término ecológico (ECO) lo que nos viene a decir es que es un producto que se ha producido según lo que la normativa europea exige para poder incluirse dentro de este grupo. Además, se les otorga un sello distintivo de la Unión Europea que los identifica: el logotipo ecológico (una hoja formada por estrellas). Si compras alimentos certificados como ECO, te aseguras de que han pasado por un proceso de certificación que garantiza, al menos, que se han producto según las estrictas normas medioambientales y de bienestar animal que la propia UE exige.
Así, para considerar un producto agrícola como ecológico, debe proceder de cultivos donde no se han utilizado ni pesticidas ni químicos ni transgénicos; es decir, tan solo el conocido compostaje como fertilizante y algunas sales minerales. Este tipo de productos también pueden ser portadores de otro tipo de sello, como el de agricultura ecológica que, en nuestro país, conceden las propias Comunidades Autónomas.
En cuanto a los productos ganaderos, para su consideración como ecológicos, los animales deben ser criados en zonas libres de contaminación, tener una alimentación ecológica (siguiendo los mismos criterios que se aplican a los alimentos ecológicos para los seres humanos) y no utilizar hormonas de crecimiento. Además, solo pueden utilizar una serie de medicamentos que siempre deben ser autorizados, como es el caso de los antibióticos.
Los productos ECO, BIO y orgánicos, ¿son productos seguros y saludables?
Para este tipo de productos, se aplican las mismas normas de seguridad alimentaria que para el resto; aunque sí que es cierto que estos tienen un mayor número de controles. Por tanto, sí, son seguros.
Por último, desde el punto de vista nutritivo, parece que no existen grandes diferencias entre estos productos y los no-ecológicos; pero desde el punto de vista de que no generan residuos de pesticidas ni de metales pesados (como el cadmio, que pueden acumularse en el organismo y ser perjudiciales), sí podrían ganarse el adjetivo de saludables. No obstante, siempre que puedas, opta por productos de temporada y proximidad, aunque no elijas la opción ecológica.