Desayunar cereales es un placer para muchos de nosotros, pero cuando acudimos al supermercado en busca de la opción saludable (o la mejor opción), se nos complica. Pero no hay que desanimarse ni desterrar la opción de disfrutar de un buen bol de cereales con yogur o leche. En vez de eso, decídete y hazlos en casa. Es mucho más fácil de lo que imaginas y en apenas 20 o 30 minutos, puedes conseguirla. Además, si los guardas en un bote hermético y en un lugar seco, te durarán unos 15 días.
La granola, que es el nombre con el que se popularizó en Estados Unidos esta alternativa a los cereales industriales, es una mezcla de copos de avena (su ingrediente principal) y frutos secos que, generalmente, se han triturado, tostado y apelmazado. Por tanto, estamos ante un desayuno o merienda muy nutritiva, tanto por el alto valor biológico que tiene la proteína de los copos de avena, como por las grasas buenas e hidratos de carbono que le confieren los frutos secos y que, sin duda, te llenarán de energía.
Su ecuación básica es la siguiente: granola base (copos de avena + frutos secos) y algún endulzante o aceite que ayude a que se apelmace. A partir de aquí, llegan los ingredientes al gusto: fruta fresca, fruta deshidratada, semillas y especias. Porque una buena granola, también es importante la creatividad.
Todos los ingredientes que puede tener tu granola
Hay tantas opciones como mezclas puedas hacer con los frutos secos, las semillas y la fruta fresca. Teniendo en cuenta la ecuación anterior, escoge tantos como quieras:
Para la granola base, que deberá mezclarse siempre antes de introducir en el horno:
- Frutos secos: almendras, nueces, pistachos, avellanas, cacahuetes, anacardos, nueces de Macadamia, etc. Todos ellos pueden ser enteros, laminados o picados.
- Copos de avena, que son el ingrediente principal de toda granola. Y debe ser también horneada para conseguir ese toque crujiente que buscamos. Si los aplastamos un poco antes de integrarlos en nuestra granola, quedará mucho mejor.
Para endulzar, la mezcla más clásica suele incluir azúcar (blanco o morena), miel y sirope de agave. Pero también puedes prescindir de uno, de dos o de todos ellos. Una opción muy saludable y apta para veganos es utilizar fruta triturada (como unos dátiles) que previamente hayas mezclado con agua para crear una especie de crema (pasta de dátiles). Lo importante en este caso es tener una especie de apelmazante, que consiga apelmazar todos los ingredientes. Y de la misma forma que con la fruta, puedes hacerlo con un poco de aceite de coco virgen extra, aceite de oliva virgen extra o aceite de girasol, para un sabor más suave. Sea cual sea tu elección, también deberá integrarse en la mezcla antes de meterla al horno.
En este enlace te damos ideas para mezclar tu granola con un smoothie, leche o yogur
Una vez tienes tu granola fría y horneada, te quedaría integrar los siguientes ingredientes, siempre opcionales:
- Semillas: de chía, sésamo, de calabaza o girasol, de amapola o de lino. También puedes incluir quinoa que, sin llegar a cocer, si deberás lavar antes y, en este caso en concreto, hornear junto con los frutos secos y los copos de avena.
- Frutas deshidratadas: pasas, dátiles, orejones, mango, ciruelas o bayas de goji.
- Fruta fresca: plátano, manzana, frambuesas, arándanos, ciruelas, etc.
- Especias, que le darán un aroma y un sabor muy personal: ralladura de naranja o limón, canela, nuez moscada, extracto de vainilla, coco rallado, cacao en polvo o cardamomo.
- Pepitas de chocolate.
Granola casera: paso a paso
La granola o los cereales que vamos a crear se cocinan al horno, buscando ese toque crujiente, pero hay ingredientes que no deben entrar nunca en él, como las frutas deshidratadas o las pepitas de chocolate, que serán siempre incluidas al final del proceso.
- Lo primero, es mezclar todos los ingredientes sólidos en un cuenco. Puedes introducirlos enteros o en trocitos, si quieres una granola más fina. Removemos bien para que se mezclen.
- Ahora, agregamos el endulzante, si el escogido es canela o coco rallado; es decir, ha de ser también sólido. Y removemos de nuevo. Aprovechamos este momento para añadir una pizca de sal, que nos ayudará a potenciar el sabor.
- Si, además, queremos añadirle un endulzante líquido, como la miel o el sirope de agave (que son los más comunes), lo primero de todo es calentar un poco ambos o el elegido, para que nos quede un líquido muy muy fluido. Lo agregamos al cuenco y, de nuevo, removemos mucho para que todos los ingredientes se integren.
- En un molde o bandeja para horno, forrada con papel vegetal (algo muy importante, para que se nos pegue lo menos posible), repartimos bien la masa.
- Horneamos a unos 150 C durante unos 20 o 25 minutos, removiendo cada 8 o 10 minutos. En realidad, el tiempo es orientativo y dependerá de cada horno. Por eso, es importante vigilarlo a menudo.
- Sacamos la granola del horno y lo ponemos en una rejilla hasta que se enfríe. No debemos pasar este paso por alto, ya que veremos cómo la masa, al principio, es blanda, pero según va enfriándose, se va endureciendo. Un truco para que la granola nos quede lo más suelta posible, es ir removiendo con un tenedor de vez en cuando, ayudando a que no se apelmace demasiado.
- Y ahora, una vez ya está fría, es el momento de añadir las frutas deshidratas o las pepitas de chocolate. Nunca antes de llevar nuestra granola al horno.
- Una vez esté completa, la guardamos en un bote de cristal hermético. ¡Y a disfrutar!