HACER TU PROPIO PAN.
Cada vez son más los que se apuntan (y se atreven) hacer su propio pan en casa. Es algo que, al principio, nos impone mucho respeto, pues la técnica no es fácil. Además, no sabemos por qué, pero para nosotros el pan tiene que estar rico. Si no, no vale. Por eso, regalar una panificadora no es nada descabellado. Y si además, el afortunado es amante de la repostería, es el accesorio perfecto, ya que suelen incorporar programas con una versatilidad tremenda: desde masas para pizzas hasta pasteles o mermeladas de frutas. Croustina de Panasonic, por ejemplo, ha sido creada para convertirse en ese amasador de pan con todas esas posibilidades. Eso sí, la prioridad de su diseño es que el pan tenga una corteza extra crujiente en forma de hogaza, porque así es como nos gusta.