MasterChef: Marina cuelga el delantal en el primer programa sin Eva González

La concursante de Valencia tuvo que decir adiós al 'talent' en una noche plagada de retos, lágrimas, tensiones, recetas para todos los gustos, incluso algún que otro guiño a Cupido…

Por hola.com

Tras la emotiva despedida de Eva González en el programa anterior, las puertas de MasterChef se abrían por primera vez anoche sin su famosa presentadora al mando. “Buenas noches y bienvenidos”. Se hacía algo extraño escuchar estas palabras en la voz de Pepe Rodríguez, encargado junto a sus compañeros, Samantha y Jordi, de sustituir a Eva (con motivo de su reciente maternidad).

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Un programa que, a pesar de esta notable ausencia, comenzó de la forma más dulce... En la primera prueba los concursantes debían enfrentarse al reto de elaborar una deliciosa tarta de chocolate de tres pisos, y hacerlo además ante la mirada de toda una veterana del programa, la simpática ganadora de la última edición de MasterChef Junior, Esther Requena. Pero toda esa dulzura no tardó en empezar a empañarse poco a poco. Algo comprensible, teniendo en cuenta lo enrevesado de la prueba: los aspirantes tenían que elaborar la tarta de dos en dos, por relevos de 10 minutos y, por si fuera poco, cambiando de pareja y de fila de cocinas, heredando elaboraciones que habían empezado otros compañeros. ¡Así no le sale bien un postre ni al maestro Torreblanca!

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“Nuestro primer hijo no se puede presentar, no es un hijo digno”, bromeaban Sofía y Víctor, en relación a la desastrosa tarta que habían cocinado. Entre ambos concursantes parece haber surgido algo más que una simple relación de ‘compañeros de fogón’ (¿nuevos Jorge y Miri a la vista, quizás?).

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A pesar de todos los contratiempos, sí hubo una tarta que, más allá de sus lógicos defectos, sobresalió por encima del resto, y esta fue la ‘Tarta Pisa’ (de aspecto inclinado pero gran sabor) elaborada desde un comienzo por Jorge y Marta. ¿El premio para ellos por este logro? Capitanear los equipos en la prueba de exteriores.

Para su desarrollo el equipo se trasladó hasta la ciudad de Salamanca con el fin de rendir homenaje a su centenaria universidad y al conocimiento que encierran sus históricos muros. Y qué mejor manera de hacerlo que preparar un menú con sabor a esta tierra castellana, formado por cuatro platos. El equipo rojo (con Jorge a la cabeza, acompañado por Jon, Fabio, Víctor y Marina) debía cocinar unas Patatas meneás con cortezas de cerdo y una tradicional Chanfaina, mientras que el equipo azul (dirigido por Marta, a cuyas órdenes se encontraban Toni, Ketty, Sofía y Oxana) tenía que elaborar un Picadillo de Tejares y, como postre, unos ricos Buñuelos de viento.

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Todo ello en 120 minutos y para 50 comensales (una representación de los miembros de esta Universidad, del ámbito cultural salmantino y de su Ayuntamiento).

“No me avergoncéis”, rogaba Samantha a los concursantes, dado que era ella quien debía dar la cara esta vez frente a los invitados en el comedor. Y, tras las dos horas de cocinado, no le avergonzaron… pero tampoco quedó muy contenta, especialmente con el equipo rojo, mucho más fallido, lento y desorganizado en su trabajo. A diferencia del equipo de Marta (quien fue felicitada al final del reto por su buen hacer como capitana), el grupo de Jorge no calculó bien las cantidades, erró en las elaboraciones, sacó tarde los platos… “Reconozco mis errores”, aseguraba el periodista granadino, quien tuvo sus más y sus menos con Jon durante la prueba. No acaba de encajar el fuerte carácter del vasco con varios de sus compañeros… Así las cosas, no fue de extrañar que los delantales negros cayeran finalmente del lado rojo.

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Ya en plató, nuevo ‘giro de guión’. Al haber sido Marta la mejor valorada por su trabajo en Salamanca se le concedió la ventaja (¿alguna vez las ventajas de MasterChef serán ventajas de verdad?) de mandar a la prueba de eliminación a uno de los compañeros salvados. La joven madrileña optó por Oxana. “Es por un tema de afinidad”, esgrimió. Fue así como la rusa se unió a Jorge, Fabio, Víctor, Jon y Marina para pelear por la permanencia.

Divididos en dos grupos de tres personas, los concursantes tuvieron que competir en una suerte de maratón culinario, dando muestra de su habilidad con las distintas técnicas de cocina: fritura de pescado, cocina al vapor, carnes a la plancha… Todo ello en tiempo récord. Un duro reto que a Marina y Jorge se les atravesó. Aún había una última oportunidad para ellos dos: quien mejor cocinara un guiso de verduras se salvaría, y el otro duelista debería colgar definitivamente su delantal.

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Ninguno entendió la prueba de forma correcta: las protagonistas del plato debían ser las verduras, y ni Jorge ni Marina dieron la importancia requerida a este ingrediente. No obstante, los platos que ambos concursantes presentaron tenían buen sabor. Así lo convinieron los miembros de jurado, acompañados en esta ocasión por el ganador de MasterChef 3, Carlos Maldonado, invitado en plató.

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Finalmente, fue el Guiso de entraña preparado por Jorge el que convenció más a Jordi, Pepe y Samantha, de manera que… “El aspirante que debe dejar las cocinas de MasterChef es… Marina”. Así lo anunciaba Pepe, no sin aclarar que había sido un duelo bastante igualado. “Me da pena no haber podido transmitir mi amor a través de los platos, pero me voy feliz. Jorge merecía quedarse”, aseguraba Marina emocionada. Al igual que lo estaban muchos de sus compañeros, entre ellos, el propio Jorge, Ketty, o Marta, incapaces de aguantar las lágrimas ante esta nueva expulsión.

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