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Cuando os contamos qué nos iba a deparar esta nueva edición de MasterChef ya sabíamos que Eva González solo iba a estar presente en los primeros programas del concurso debido a su embarazo, y que serían los jueces quienes asumirían también la labor de conducir el talent en su ausencia. Lo que no sabíamos es que su despedida iba a ser tan emocionante. La presentadora no pudo contener las lágrimas al final del programa cuando se despedía de los espectadores hasta la próxima edición. “Ha sido un desafío presentar con este tripón. Gracias a todo mi equipo. Aquí os dejo el cortijo”, bromeaba, emocionada, dirigiéndose a Pepe, Jordi y Samantha. “Te lo cuidaremos”, aseguraban los miembros del jurado, mientras sorprendían a Eva con un simpático regalo: un minidelantal para su bebé, con el logo del programa.
Un momento muy emotivo, que se sumaba al que acababa de vivirse en plató solo un instante antes, debido a la triste expulsión de Daniel. Los nervios y una actitud algo derrotista jugaron una mala pasada al bombero en la prueba de eliminación, teniendo que decir adiós al programa.
Mucho más divertido fue el comienzo de la noche. Divididos en parejas, los concursantes debían preparar algunos de los platos más representativos de la cocina asiática (Ramen japonés, Pad thai tailandés, Dim sum chino...). Solo uno de los miembros de la pareja conocía el plato que debían elaborar y, haciendo uso de la mímica, debía transmitir a su compañero el 'paso a paso' e ingredientes necesarios. La comicidad estaba servida, especialmente entre parejas ‘explosivas’, como la formada por Oxana y Jon quienes, a pesar tener uno de los platos más complicados (Bun Cha vietnamita) fueron los mejores del reto. Los jueces destacaron de forma muy especial el trabajo de Oxana, feliz con el veredicto. “Estoy flipando en colores. Hoy estoy super-very-happy”, aseguraba, haciendo uso de sus peculiares y divertidas expresiones.
Pero la felicidad pronto daría paso al ‘drama’… Durante la prueba de exteriores el equipo se trasladó al complejo Azca de Madrid para rendir homenaje a la moda española. Y sería Oxana quien debería asumir la capitanía de ambos equipos durante el cocinado (el azul, formado por Toni, Sofía, Fabio, Ketty y Jorge; y el rojo, formado por Marta, Marina, Jon, Daniel y Víctor). El reto no era nada sencillo: cocinar, ni más ni menos, que ocho tapas creadas por Samantha Vallejo-Nágera para 150 comensales relacionados con el mundo de la costura (entre ellos, nombres como María Escoté, Moisés Nieto, Juan Vidal...).
Todo el mundo solicitaba la atención de la capitana que no paró de correr de un lado a otro durante las dos horas y media de la prueba. Pero su buena actitud no fue suficiente, y la desorganización en los equipos no tardó en hacer aparición. Especialmente en el rojo: ninguno de sus cuatro platos asignados consiguió salir a tiempo. Tampoco la presentación y el sabor acompañaban, de modo que finalmente “y por muy poco”, fue el equipo azul el ganador del reto. ¿Y la capitana? Directa también a la prueba de expulsión, con la consiguiente reprimenda de Samantha. “Diseñé los menús con cariño, me habéis dejado en muy mal lugar, me siento avergonzada”, les reprochaba.
Así las cosas, arrancaba la prueba final. Oxana, Jon, Marina, Víctor, Marta y Daniel se jugaban la permanencia en el programa. Una visita de lujo les esperaba en plató: el ‘Chef del mar’, Ángel León (al frente de restaurante gaditano, Aponiente, premiado con tres estrellas Michelin). Con este invitado de excepción la prueba solo podía tener sabor marinero. Cada concursante debía cocinar dos platos diferentes con un pescado azul. Toni había conseguido recibir una mención especial a su trabajo en la prueba de exteriores y como ventaja (malditas ventajas las de MasterChef…) debía asignar en este último reto el tipo de pescado con el que cocinaría cada concursante y, además, el tiempo que tendría cada uno para la elaboración de las recetas. Desde los 70 minutos de cedió a Marina, hasta los escasísimos 20 que asignó a Daniel.
Era previsible que con tan poco tiempo, las cosas se le iban a poner muy cuesta arriba al bombero. Y así fue: preparar dos buenos platos de sardinas en solo 20 minutos no está alcance ni siquiera de muchos chefs profesionales. Pero lo que realmente motivó su expulsión final fue su derrotismo y falta de actitud. Los platos presentados, por ejemplo, por Oxana fueron ‘terribles’ en palabras del jurado. Sin embargo, la rusa no había parado de intentar sacar el trabajo adelante durante todo su cocinado. Por el contrario, Daniel se vino abajo, no supo ordenar sus ideas y su "nula motivación” fue lo que le llevó a presentar solo un plato y, además, fallido. “No voy ni a probar tu plato, ni a darle una valoración. Me parece una vergüenza”, le recriminaba una durísima Samantha. “Me llevo una tremenda decepción contigo”, añadía Jordi.
Tal fue el descontento de los jueces que, sin ni quiera deliberar, nombraron a Daniel como quinto expulsado de esta edición. “Lo siento. Tenía muchas ideas en la cabeza. No sé si habré corrido o no, pero lo he intentado...”, se disculpaba el bombero con su característica humildad y buen talante.
Pero ya sabemos que, en este concurso, intentarlo no siempre es suficiente. Como también sabemos que las despedidas son siempre algo menos tristes cuando en el horizonte hay una posibilidad de repesca (o, en otro orden de cosas, un pequeño bebé al que colgarle su primer minidelantal…).
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