“Yo me voy ya. No sé ni por dónde empezar”. Con este pesimismo afrontaba Loli la prueba final de eliminación en el segundo programa de MasterChef 6. Y eso que los jueces ni siquiera habían terminado de explicar el reto. Pero, al margen de los detalles concretos, estaba claro que la cosa iba de postres. Y ése era precisamente el Talón de Aquiles de la jubilidada sevillana. Lo había dicho más de una vez: “la repostería no es lo mío”. Algo que, desafortunadamente, pudo corroborarse tras el desarrollo de una prueba muy dulce, pero que para Loli terminó en el final más amargo posible: su expulsión del programa.
La noche ya había comenzado regular para ella. En la primera prueba tampoco había salido especialmente airosa: los aspirantes debían cocinar un plato libre únicamente con los alimentos que habían metido en la cesta de la compra antes de marcharse de casa para entrar en el concurso. Y ya entonces, los jueces reprendieron a Loli, especialmente por su actitud derrotista y su falta de ganas de aprender.
Cierto es que el reto era complicado, sobre todo, teniendo en cuenta que a mitad de cocinado se vieron obligados a seguir su labor sin electricidad, con las preparaciones a medio hacer. Sin embargo, hubo concursantes como Ketty (la dietista de origen cubano) o Ramón (conductor de autobuses madrileño) se supieron crecerse ante la adversidad, convirtiéndose en los mejores de la prueba. Así lo decidieron los jueces, y también algunos de los exconcursantes de la pasada edición del programa (Nathan, Edurne, Odkhuu, José María y Paloma) quienes tuvieron ocasión también de catar los platos.
De esta forma, fueron Ketty y Ramón quienes se convirtieron en capitanes en la prueba de exteriores, que esta vez se desarrolló en Galicia. El equipo del programa se trasladó hasta Baiona, en Pontevedra, para rendir homenaje a todos los gallegos que lucharon por proteger su tierra durante los incendios sufridos en esta Comunidad Autónoma en otoño de 2017.
Y qué mejor manera de hacerlo que preparando un menú con puro sabor a Galicia: almejas a la marinera, merluza a la gallega, xoubas guisadas y las riquísimas y tradicionales filloas.
El equipo rojo (formado por Oxana, Loli, Jon, Daniel, Fabio, Víctor, y el capitán, Ramón) preparó el primer y tercer plato, mientras que el azul (formado por Marina, Marta, Eva, Sofía, Jorge, Toni, y su capitana, Ketty), se encargaron del segundo y el postre.
Y para sorpresa de los propios jueces, las cosas fueron bastante bien. Al menos, muchísimo mejor que el desastre vivido en la prueba de exteriores del anterior programa. Así, fue un margen muy pequeño a su favor el que hizo que el equipo azul se hiciera con la victoria: su merluza fue un “plato fantástico”, según Jordi Cruz. Y las filloas también resultaron buenas, en palabras de Samantha Vallejo-Nágera, experta en elaboraciones dulces.
Precisamente otra elaboración dulce era la que les esperaba en plató a quienes tuvieron que enfrentarse a la última prueba, la de eliminación. El maestro chocolatero David Pallàs, ganador de la Copa de España en pastelería de chocolate, acudía como invitado al programa. El reto de los concursantes consistían en replicar tres de las seis trufas de sabores distintos que el repostero había traído consigo en una bonita y elegante cajita.
Como capitán del equipo rojo (agrupación perdedora en la prueba de exteriores), Ramón debía estar entre los ‘delantales negros’. Pero la ventaja obtenida al principio del programa le permitió la posibilidad de salvar del reto final o bien a dos compañeros, o salvarse a sí mismo. Optó por lo segundo; el conductor de autobuses ha tardado seis años en entrar el programa (se ha presentado a todos los cantings desde el inicio) y ahora que está dentro ha demostrado que va a hacer todo lo posible quedarse. Esa ventaja contemplaba también que sería él quien asignaría a los concursantes qué tres tipos de trufa (algunas mucho más complicadas que otras como la de piña colada o la de galleta y kikos) deberían elaborar.
Pero eso a Loli no le importaba. Todas le parecían igual de difíciles. “La respotería no es lo mío”, volvía a repetir antes de afrontar este reto que para la jubilada fue un pequeño calvario. A su inexperiencia en el apartado de los postres se sumó una actitud negativa y un despite tras otro: hasta dos veces ‘robó’ del abatidor (electrodoméstico que enfría de forma muy rápida los alimentos) unas trufas que no eran las suyas.
Así pues, aunque hubo otros compañeros que tampoco tuvieron su mejor noche con los postres (Jon, Daniel y Víctor) el jurado decidió que debía ser Loli (y su “trabajo deficiente”) quien dijera adiós a las cocinas de MasterChef.
Un veredicto que dejó muy tocados a muchos de sus compañeros, visiblemente apenados por la marcha de la sevillana, entre ellos Jorge, Ketty, Sofía o Marta.
“Me voy con una mala leche que no os lo podéis imaginar. Porque no lo he aprovechado bien, con tanta gente como ha quedado fuera…” se lamentaba Loli ante los jueces, agradecida, eso sí, por todo lo vivido durante su paso por el programa. “Voy echar de menos el poder seguir aprendiendo, pero también me voy contenta por la familia que dejo aquí, que es maravillosa”, aseguraba justo antes de despedirse.
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