El canal 24 horas de Operación Triunfo nos permitió ser testigos del día a día de los concursantes de la academia más famosa de la televisión: sus largas jornadas de trabajo (clases, ensayos, más clases…), pero también de su vida cotidiana. De hecho, fueron sus ratos de ocio o de descanso los que nos proporcionaron algunos de los momentos más divertidos, y los que nos hicieron conocer un poco mejor a los chicos. Su manera de ser, sus inquietudes, sus gustos… Entre ellos, también los gastronómicos (¡nuestros favoritos en esta sección de Cocina!): la ‘devoción’ de Aitana por la miel o los San Jacobos, la predilección de Ana Guerra por el aguacate… También, fuera ya del concurso, hemos seguido conociendo las preferencias culinarias de los concursantes. Entre ellas, por ejemplo, esa irresistible tortilla de patatas con queso que tanto gusta a Cepeda (ayer mismo volvía a dar muestra en sus redes de su habilidad para preparar esta receta), o la debilidad de Amaia por los kebabs. “Es mi comida favorita”, declaraba la flamante ganadora del talent musical en una entrevista concedida recientemente al canal oficial de Youtube de Operación Triunfo.
Así pues, hoy hemos querido centrar nuestra atención en este popular bocadillo que tanto gusta a Amaia (y a millones de personas en medio mundo) para contaros algunas de las curiosidades que lo rodean:
1. Aunque hoy día podemos encontrar kebabs de ternera, pollo, cerdo, incluso pescado, la carne tradicional para su elaboración es la de cordero.
2. La palabra kebab viene del turco y hace referencia a la carne asada, mientras que la palabra döner tiene que ver con el rulo giratorio donde de cocina. De esta forma, döner kebab vendría a significar 'carne que gira, que da vueltas'.
3. A esta preparación los griegos le llaman gyros y los árabes shawarma (con la única diferencia de que estos últimos nunca pueden ser de cerdo por motivos religiosos). Así pues, aunque de manera directa asociamos los kebabs a la cocina turca son varios los países de la cuenca mediterránea los que reivindican su creación.
4. Hay que recordar que, en origen, el kebab era una receta servida en plato. No fue hasta el siglo XX cuando se ‘renovó’ y empezó a servirse en formato bocadillo. La mayor parte de las teorías apuntan a que el primero en ofrecerlo de este modo fue Mehemet Aygun, un inmigrante turco afincado en Alemania, quien tuvo la idea de meter los ingredientes del kebab (las láminas de cordero acompañadas por vegetales y una salsa especiada) en un pan de pita. El negocio familiar prosperó tanto que se convirtió en todo un magnate de la hostelería. De hecho, aunque él falleció en 2009, sus famosos restaurantes (Hasir) aún siguen gozando de fama.
5. Así pues, el kebab ‘encerrado’ en pan de pita es hoy día su forma más común de degustación. No obstante, hay quien prefiere el durum: en este caso el pan se sustituye por una especie de tortitas o masa de crepes, que envuelven los alimentos de tal forma que es más cómodo de degustar.
6. Aunque el kebab es rápidamente asociado al fast food y no siempre goza de la mejor prensa (debido en gran medida al origen ‘dudoso’ de los bloques de carne que vemos en algunos restaurantes), lo cierto es que, bien cocinado, puede convertirte en todo un bocadillo gourmet. En Madrid, por ejemplo, los kebabs que preparan en Yunie gozan de tal fama que incluso la Casa Real hace encargos de comida a su chef cuando reciben la visita en Palacio de alguna personalidad árabe. Y es que en Yunie, todo es casero (desde la carne adobada y posteriormente asada hasta las salsas que le acompañan).
7. También habla a menudo de esta gran diferencia de calidad Cüneyt Asan, conocido como ‘el rey del kebab’, y propietario de los restaurantes turcos Günaydın. Muy popular en su país, Asan fue uno de los cocineros invitados en la decimoctava edición de San Sebastián Gastronomika y durante su estancia en la capital guipuzcoana (en la imagen inferior, podemos verle en un momento de su ponencia) no se cansó se de repetir lo que siempre asegura; que la mayoría de los kebabs que se venden en los locales de comida rápida del mundo “no tienen nada que ver con los tradicionales de Anatolia”. Añade que la carne debe ser de primera, una carne de cordero (paletilla, pierna y costillas) de gran calidad, acompañada de vegetales que combinen bien entre ellos (nada de lechuga Iceberg), y aliños caseros a base de esas especias que nos hacen viajar hasta Estambul.
8. Donde saben también mucho de kebabs es en Berlín, paraíso absoluto para los amantes de este bocadillo. Y es que, debido a la gran comunidad turca residente en la capital alemana, el kebab se ha convertido prácticamente en un plato nacional más. De hecho, no es difícil observar cómo en los restaurantes y puestos con mayor fama de la ciudad (caso, por ejemplo, del conocido Mustafa's Gemuese) los clientes esperan colas de más de una hora sin pestañear para degustar su codiciado kebab.
9. Lo que sí parece claro es que, por mucho que nos gusten, deberíamos optar por disfrutar de un kebab de manera muy esporádica. Parece claro que no son precisamente la opción más saludable, especialmente si hablamos de los ‘industriales’. Tanto es así, que un estudio elaborado en 2009 por Lacors -Local Authority Coordinators of Regulatory Services- o lo que es lo mismo, los responsables de calidad alimentaria de Gran Bretaña, aseguró que este bocadillo tiene una media de 1.000 calorías. Al menos, así parecen ser los kebabs elaborados en Reino Unido, país donde este tipo de recetas goza también de gran éxito. Lo dicho; lo bueno (en este caso, lo rico) si breve…
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