Saben como nadie hacer que prácticamente cualquier plato aparezca en tu móvil convertido en el bocado más apetitoso. Nos referimos a los llamados insta-foodies: blogueros y/o instagramers dedicados a documentar (de forma más que sugerente) cada plato que se les pone por delante.
Para pertenecer a este ‘selecto’ grupo de influencers en materia 'gastro', uno de las claves pasa, lógicamente, por prestar especial cuidado al modo en que fotografiamos las recetas que después colgamos en las redes. En este sentido, hoy queremos proponeros, de la mano del equipo de cocina del ‘Hotel Barceló Bilbao Nervión’, algunos consejos muy útiles. ¿Preparada para ver cómo tu número de likes sube como la espuma?
Sin personas a la vista
El centro de tu foto debe ser la comida. Para que una foto se vea mucho más profesional y limpia, debes evitar que aparezcan personas porque eso distrae la atención y convierte la foto en un retrato. No obstante, no siempre es preciso descartar todo ‘factor humano’: puedes dejar que se vea una mano sosteniendo la comida o el plato.
¡No te cortes!
La gente que te sigue en Instagram es igual que tú; si a ti te apetece un trozo de tarta de chocolate, un desayuno con salchichas y un huevo frito o un sencillo perrito, ¡a tus seguidores les gustará también! Las mejores fotos no son las de los platos más elaborados, sino las de los más apetecibles.
Ante la duda, ¡un bol!
Está comprobado que las fotos que más nos agradan son aquellas que tienen mucha vida y color. Además de eso, la simetría y la armonía de la composición hacen que una foto bonita se convierta en una foto profesional. Si no somos profesionales y dudamos cómo presentar una receta, una apuesta casi segura (siempre que el plato lo permita) es apostar por los boles. No por casualidad la ‘bolmanía’… ¡es tendencia absoluta en las redes!
Un 'estudiado descuido’
Al igual que a las fashion bloggers les gusta aparecer ‘desprevenidas’ en sus fotos, las mejores imágenes de platos tienen algunos detalles que remiten a cierto ‘descuido’ (aunque muchas veces sea un descuido totalmente estudiado): sal espolvoreada, algunas migas, cubiertos manchados de comida… Todo lo que haga ver que la foto es de un momento real y no de una sesión de fotos será bienvenido.
El plato neutro
Para no robar protagonismo a lo que se quiere presentar, lo mejor es utilizar una vajilla en tonos neutros y sin ninguna ornamentación. Así evitaremos perder el foco de atención. Prueba a hacer las fotos del plato desde varios ángulos. Si éste es llano y, si nada funciona, toma la foto totalmente desde arriba.
Evita el exceso de filtros
Muchas veces el exceso de filtros puede hacer que una comida parezca menos deliciosa o incluso falsa. Lo mejor es jugar con el contraste, la nitidez, la estructura, los claros y oscuros… ¿Lo ideal? Utilizar la luz natural, porque aporta realismo y drama a las fotografías. ¡No olvides incluir el hashtag #NoFilter!
No existe la foto perfecta
Los insta-foodies saben que la vida diaria es caótica y que un plato de comida perfectamente iluminado y limpio no es real. En su lugar, un helado derritiéndose al sol o un plato con algunos restos de comida pueden ser mucho mejor recibidos en las redes sociales.