La reserva para siete personas llevaba anotada desde hacía dos meses a nombre de una persona ‘anónima’. Lo que Antonio Cosmen, chef del restaurante ‘Cruz Blanca Vallecas’, no supo hasta muy pocas horas antes de que llegara el turno de comidas, fue que una de las personas que ocuparía dicha mesa sería en realidad todo lo opuesto a alguien desconocido…
‘Buenas tardes, he venido comer el mejor cocido del mundo, que me han dicho que se sirve aquí’. Quien pronunciaba estas palabras era S.M el Rey Juan Carlos que, ayudándose de su bastón, entraba en esta popular casa de comidas vallecana por su puerta lateral, ante el lógico estupor de los clientes que en ese momento se afanaban apurar sus platos o dar buena cuenta de algún aperitivo en la barra del bar.
En realidad esta visita no era tan casual como cabría imaginar: el gusto que el Rey emérito profesa por la buena mesa es de sobra conocido. Desde que abdicara en 2014, ha podido dedicar más tiempo a su pasión ‘gastro’ y no ha sido raro verle en algunas de las mejores mesas del país: Atrio, El Celler de Can Roca, Arzak… Y, aunque ‘Cruz Blanca Vallecas’ no luce ninguna estrella Michelin, su (buena) fama gastronómica está desde hace años en boca tanto del público como de la crítica especializada.
Así pues no era tan extraño que, atraído por la gran reputación de este establecimiento, Juan Carlos se dejara ver algún día en su comedor para degustar la especialidad de la casa: un delicioso cocido madrileño, al que avalan numerosos galardones (entre ellos el de ‘Mejor cocido de España’, según el ‘Club de amigos del cocido’).
Y ese día fue el pasado martes, 21 de marzo. Acompañado por un grupo de amigos y de personalidades del mundo gastronómico como Samantha Vallejo-Nájera (dueña del catering 'Samantha de España' y muy popular por su papel de jurado en programa de televisión ‘MasterChef’), el Rey tuvo ocasión de disfrutar de una comida que duró algo más de dos horas.
Como cabía esperar, la comanda no incluía nada que se saliera de la tradición culinaria del local, especializado en platos de cuchara. De ahí que la pitanza arrancara con los tradicionales entrantes a base de anchoas del Cantábrico o las populares ‘croquetas de la abuela’. Llegado el momento del ‘plato estrella’, que Antonio Cosmen suele servir en dos vuelcos (por un lado la sopa y por otro los garbanzos con las verduras y viandas), Don Juan Carlos apuntó que ‘si no había inconveniente, prefería tomar todo a la vez’. Y es que, en cuestiones de cocido, para gustos, vuelcos (de hecho, la forma más tradicional es servirlo en tres pasos: primero la sopa del cocido con fideos, en un segundo vuelco los garbanzos con verduras y, en un tercer vuelco, las viandas).
Dada la contundencia del menú, como postre optaron por una fuente de frutas de temporada, compuesta por piña, mandarinas, uvas y naranjas de Valencia. No obstante, los comensales no pudieron resistirse a probar también las torrijas de Semana Santa, otro ‘clásico’ del restaurante en esta época del año.
Deshaciéndose en elogios hacia el cocido y hacia el trato recibido, Don Juan Carlos abandonó ‘Cruz Blanca Vallecas’ no sin antes firmar en el libro de honor de este local por cuyas mesas ya han pasado otras personalidades (del mundo de la política, la música, el cine, el fútbol, el periodismo…) con debilidad por los guisos y pucheros ‘de toda la vida’.
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