Si las emociones a flor de piel suelen ser un ‘ingrediente’ habitual en MasterChef, anoche, la visita en el plató de las madres de los concursantes consiguió que esas emociones se dispararan más aún si cabe: lágrimas, abrazos, mucha alegría y, sin duda, una gran inyección de moral para los aspirantes. Todo ello en una entrega de marcado acento francés (la prueba de exteriores se desarrolló en Narbonne, al sur de Francia, en uno de los buffets más grandes de Europa) y donde no faltaron las recetas ‘con mucha cabeza’. Y es que, precisamente eso, cabezas de animales (atún, cordero, pulpo, carabineros…) es lo que tuvieron que cocinar los concursantes en la prueba final de eliminación. Un reto que no resultó sencillo para Juan. Su plato ‘pulpo a la gallega con espuma de patata’ fue considerado por el jurado el peor de los presentados, de modo que el concursante se vio obligado a colgar el delantal y decir adiós al talent. En esta entrevista nos cuenta cómo vivió su eliminación:
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