Irene fue discípula de Dabiz Muñoz y de Oriol Balaguer, dos de los más grandes de la cocina y la pastelería respectivamente. De ambos recuerda su alto nivel de exigencia, algo que agradece para ellla misma. Después de formarse en el sector, de hacer prácticas y de trabajar en los almacenes Harrods de Londres, llegó a Madrid para hacerse cargo de la cocina dulce del Mandarin Oriental Ritz, primero como segunda y en muy poquito tiempo llegó a ser la responsable.
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"Desde muy pequeña he ayudado a mi madre con los postres y bizcochos en casa, y ahí se empezó a despertar el amor por este mundo", comenta la joven que acaba de abrir su primer negocio propio en el madrileño barrio de Pacífico, ITAMA, "De alta pastelería o pastelería de vitrina hay pocos negocios en la ciudad y aquí vi un claro hueco para mi proyecto. He creado 5 pasteles individuales muy diferentes entre sí, para clientes con gustos más sencillos pero también para otros algo más arriesgados. Y poco a poco, lo que me apetece es empezar a arriesgar y jugar con los sabores que a mí me gustan".
La pastelera madrileña se inspira en detalles y momentos que vive a diario y que va puliendo para conseguir el sabor perfecto. "Los dulces nos acompañan en los instantes más importantes, en reuniones con amigos o con la familia. Y al final eso se convierte en un recuerdo alegre y único y que asociamos con ese sabor. Quiero que los postres sean los protagonistas de esos momentos que crean recuerdos". También irá tematizando tanto la decoración de sus elaboraciones como de su escaparate en fechas señaladas como Navidad, San Valentín, Semana Santa o Halloween.
La fundadora de ITAMA explica "ahora tenemos uno que lleva una mousse de manzana, kiwi, lima; otro que es de chocolate negro, trufa, avellana y sal; está el de café, chocolate con leche y caramelo; el de cheesecake de fresa con un gel de frambuesa y el que tiene forma de huevo que lleva vainilla, caramelo y cacahuete... Para elaborarlos utilizo diferentes técnicas: pralinés, geles, mousses, cremosos, bizcochos, etc".
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La creatividad de Irene está gustando mucho, y es que entrar a ITAMA es como adentrarse en una galería de arte donde se respira creatividad plasmada en bocados dulces. Colores y formas se fusionan con sabores creados en su nuevo obrador y, además de unas vitrinas con estas 5 piezas de difícil elección, también tienen cookies, cake de plátano, brioches rellenos, granola casera o roquitas de chocolate. Elabora un número determinado al día y cuando se termina, echa el cierre. "Abro a las 10 y a las 2 del mediodía ya no me queda producto. Todo es artesano y hecho a mano, 100% alta pastelería, prefiero vender poco pero de muchísima calidad".