Una tarta de Santiago fallida fue lo que le costó el delantal a Ramón en la última entrega de MasterChef. El concurso sigue buscando al cocinero amateur de la temporada y elevando el nivel de las pruebas por lo que enfrentó a los aspirantes a una prueba final en tres rondas de lo más exigente. Los compañeros despidieron a Ramón, educador social, que se marchó triste pero agradecido por la experiencia. En esta entrega hubo además una inesperada sorpresa pues los jueces entregaron un delantal inédito en las ediciones que se han emitido hasta el momento. El delantal de la segunda oportunidad da al aspirante la opción de regresar una semana después al talent si es expulsado y se lo llevó la concursante que por el momento ha tenido más enfrentamientos con sus compañeros: Samya.
La noche arrancó con el reto de cocinar con dos ingredientes habituales en la cocina pero de gran tamaño. No hubo platos muy acertados y así los aspirantes recibieron críticas un tanto negativas de parte del jurado. Los mejores fueron Pulga, con un huevo poché, Pilar, con un buen guiso, María, que demostró un buen dominio de la técnica, y Samya, con un plato de col y patata. Fue esta última la que recibió por sorpresa el delantal de la segunda oportunidad lo que le da una gran ventaja sobre sus competidores. La aspirante, que ha protagonizado varios enfrentamientos con el resto de concursantes, podrá así regresar a las cocinas aunque sea expulsada durante alguno de los programas.
En la prueba de exteriores se organizó un homenaje a las víctimas del atentado terrorista del 11 de marzo, por lo que cocinaron en el espacio dedicados a ellos en el parque del Retiro. Se dividieron en dos equipos: el rojo liderado por María que contó con Alberto, Pilar, Celeste, Gonzalo, Maicol y Ángela; y el azul capitaneado por Samya junto a Choco, Alberto, Pulga, Tamara, Jose y David. Los jueces cuestionaron las formas de dirigir de Samya porque no habló bien a su equipo, aunque también hubo quejas en el de María. Samya, Jose, Tamara, Ramón, María, Maicol y Pilar fueron a la prueba de eliminación.
Les esperaban las batallas del convento, una prueba en varias fases en la que tenían que elaborar pastelería conventual y monástica. Tamara se salvó a sí misma por lo que quedó liberada de participar. La primera criba era elaborar yemas de Santa Teresa en 40 minutos y María y Jose lograron hacerlas casi perfectas, así que se salvaron. Luego la receta fue bollitos de Santa Inés en 35 minutos, con los que Samya y David se salvaron. La última consistió en elaborar una tarta de Santiago en 50 minutos. Pilar lo hizo bien así que se salvó directamente.
La eliminación estaba entre Ramón y Maicol, que no lograron hacer bien la tarta, aunque el expulsado fue finalmente Ramón. Los compañeros no pudieron evitar las lágrimas al despedir a su compañero que en tres semanas ya era casi amigo. "MasterChef para mí ha sido increíble, una experiencia que jamás olvidaré. Me ha dado lo que necesitaba, lo ha sido todo" explicó el andaluz, que había compartido con sus compañeros su historia de superación (perdió una pierna cuando era solo un niño en un accidente y lleva una prótesis desde entonces).