Además de ser uno de los rostros más conocidos de cine español (casi una treintena de películas y numerosos trabajos en televisión y teatro avalan su extensa trayectoria), Clara Lago también ha dado muestra a lo largo de los años de su activismo y compromiso con distintas causas solidarias. Buen ejemplo de ello es su trabajo al frente de Ochotumbao, la fundación que dirige junto a su expareja, Dani Rovira, centrada en el apoyo a proyectos vinculados con la defensa de los animales y del medio ambiente.
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Así pues, no es extraño que esa inquietud llevara hace ya siete años a Clara a tomar la determinación de seguir una dieta 100% vegana. El detonante final llegó el día que tuvo ocasión de ver el documental Cowspiracy, donde se explora el impacto de la ganadería en el medio ambiente, y que, según nos cuenta la propia actriz, ‘le dio la vuelta a la cabeza’.
Desde entonces el veganismo -no solo como dieta, sino como filosofía- ha sido su forma de ‘estar en el mundo’, y es también lo que inspira la carta de La Huerta Funky Castizo, el restaurante madrileño que Clara abría el año pasado en Madrid junto con su pareja (el empresario y músico José Lucena). Pero, ¿cómo surge exactamente esta aventura hostelera? Precisamente por ahí arranca nuestra charla con Clara, feliz por la buena acogida que este restaurante está recibiendo por parte de los amantes de cocina vegetal (sean veganos o no).
-¿Cómo surge la idea de embarcarte en este proyecto de restauración?
Surgió cuando empecé a ir con mi pareja, José Lucena, a La Tuerta Funky Castizo, restaurante que compartía con su socio Víctor Pinacho (que es también el chef del local). La carta en ese momento no tenía demasiadas opciones veganas, así que cada vez que yo iba, Víctor se inventaba algo para mí. Al darme cuenta de que, sin lugar a dudas, la mejor comida vegetal que había probado era la que comía allí, surgió la idea de montar los tres juntos la versión vegetal de La Tuerta, y así nació La Huerta Funky Castizo.
-La Huerta Funky Castizo abría el verano pasado, ¿qué tal la experiencia de estos primeros meses?
La verdad es que estamos muy contentos. Sobre todo, porque vemos la reacción de la gente cuando viene y es maravillosa. Para nosotros, más allá de que sea un negocio, es una manera de contribuir a la reducción del consumo animal, porque la gente es absolutamente feliz comiendo en La Huerta y muchos ni se plantean que están comiendo 100% vegetal. De hecho, un alto porcentaje de nuestros clientes no son veganos.
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-¿Qué se va a encontrar quien cruce por vez primera las puertas de este restaurante?
Se va a encontrar un local moderno, divertido, decorado e iluminado con mucho gusto (obra de José) y donde se respira buena onda. Y, una vez se sienten, van a alucinar con cualquiera de los platos que se pidan. Es un espacio donde uno quiere echar horas, ya sea con amigos o en una cita romántica, porque lo mismo te haces un menú degustación con cocktail de autor que te tomas unas tapas para compartir con unos vinos y cervezas.
-¿Cuáles son para ti los imprescindibles de la carta que tenemos que probar ‘sí o sí’?
Uf… ¡qué difícil! De verdad que cualquier plato de la carta es un acierto, pero mis imprescindibles del momento son los puerros a la vinagreta con crema de kimchi, la crema de coliflor con setas de temporada y la fideuá. Y de postre… ¡mi favorito es el tiramisú!
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-¿Quién está tras el fogón? Háblame un poco del trabajo del chef Víctor Pinacho
Es un genio. Creo que es la palabra que mejor lo define. Es una persona con un nivel de conocimiento y creatividad impresionante. Tiene la capacidad de crear platos de alta cocina, pero sin ser pretenciosos y, sobre todo, que los podrías comer todas las semanas y no aburrirte jamás. Al menos, eso es lo que me pasa a mí.
-¿Recuerdas el día concreto en el que tomaste la determinación de seguir una dieta vegana?
Sí, me acuerdo perfectamente. Yo venía comiendo de manera un poco más responsable, es decir, comía de todo, pero me aseguraba de la procedencia de los productos de origen animal (nunca de macro granjas ni pesca de arrastre y cosas así). Estando en Londres rodando la película de El Pasajero, vi en Netflix el documental de Cowspiracy y me dio la vuelta la cabeza. Lloré durante el documental y dos horas después. No porque sea especialmente explícito en cuanto a las imágenes, sino por la toma de conciencia que supuso. El ‘¿qué estamos haciendo?’ Y a partir de ese momento tomé la decisión de hacerme vegana.
-‘Una dieta vegana no puede ser completa a nivel nutricional’. ¿Qué dirías a quienes piensan así?
A ver, yo no soy científica, pero sí que hay muchos científicos, médicos, nutricionistas e incluso atletas de élite que desmienten la teoría de que la dieta vegana te va a provocar carencias nutricionales con datos, estudios y evidencias que yo no tengo. Lo que sí puedo decir es que yo llevo más de siete años siendo vegana, entreno a diario y estoy más sana y más fuerte que nunca. Recomiendo mucho para ayudar a desmentir estos mitos que la gente vea What the Health y The Game Changers. Ambos están en Netflix.
-¿Cuál es la ‘frase cuñada’ que escuchas de forma más recurrente respecto al veganismo?
La de ‘Pero prueba un poco, que un día es un día’. Mucha gente piensa que el veganismo es una dieta que seguimos por mantener la línea y, aunque una dieta vegana puede ser muy saludable, la mayoría de los veganos y veganas lo somos por una convicción ético-moral. Luego no es cuestión de saltarse la dieta, sino de saltarte tus principios. Son dos cosas distintas. Si veo que la persona está receptiva explico esto tal cual. Si no, sonrío y digo ‘No, de verdad’ y punto. No voy a emplear tiempo y energía en justificarme ni convencer a nadie que no tenga interés en tomar conciencia sobre esto.
-¿Tienes algún referente (nutricionista, libro, cuenta de Instagram….) dentro del mundo vegano?
Sí. Sigo a varias cuentas en IG, pero hay una que me encanta que se llama @fitgreenmind
-¿Eres cocinillas? Si es así, ¿qué te gusta preparar?
Últimamente, mi chico y yo, nos hemos masterizado en tortillas de patata veganas y, sobre todo, en potajes: de lentejas, de garbanzos con espinacas… y bien de verdura. Y hace poco hice una receta bastante divertida que vi en la cuenta de @addictedtohumus de ‘Not huevos rellenos’ que no quedó nada mal.
-Además de La Huerta Funky, ¿qué otros restaurantes o tiendas de comida vegana nos recomendarías?
En Madrid voy mucho a comprar al supermercado Veritas para las cosas del día a día. Y para los caprichos voy a una tienda gourmet que se llama Veggie Room y que tienen todo tipo de cosas veganas. En cuanto a restaurantes, la verdad que no salgo mucho de los míos [ríe]. Casi siempre voy a La Huerta, aunque dentro de poco, me dividiré más entre Huerta y Tuerta, ya que esta última va a transitar también hacia la cocina 100% vegetal en las próximas semanas. Pero he de decir que Abonavida, que es de mi pareja, tiene un montón de opciones veganas para picar muy ricas como el hummus y el guacamole. Y tanto el mollete como la pizza vegana están espectaculares. Y el Bloody Mary de Amalavida (cuya receta modificaron para que fuera vegana) es el mejor que yo he probado.
-Tu profesión te obliga viajar mucho, ¿cómo de fácil o difícil es llevar una dieta vegana cuando estás trabajando fuera de casa?
Depende mucho del sitio donde te toque rodar. Por ejemplo, en caso de la serie Clanes, rodada en Galicia, ha sido más duro… Vamos, que prácticamente me he tirado cuatro meses comiendo pimientos del padrón cada vez que salía del piso [ríe].
-El otro día preguntaban al chef Dabiz Muñoz en ‘Madrid Fusión’ qué tres ingredientes se llevaría a una isla desierta… Él hablaba de aceite, chiles y legumbres. ¿Cuáles serían los tuyos?
Aguacates, chocolate negro… ¡y vino!
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