Hay veces que los conceptos ‘tarta de queso’ y ‘nevera’ no se llevan especialmente bien. Ocurre, por ejemplo, con algunas tartas de queso horneadas, que si queremos degustarlas en las mejores condiciones, es preferible que no lleguen a tocar nevera. Recordamos, por ejemplo, el caso de la tarta de queso que el chef Dani García sirve en Lobito de Mar. ‘Una vez fuera del horno es muy importante no tocarla. Se deja reposar a temperatura ambiente y luego se come. Si la metéis en nevera pierde muchísimo. En Lobito de Mar las tartas de queso que se comen están todas hechas el mismo día’, explicaba en cocinero malagueño al respecto de su postre en un publicación de su cuenta de Instagram.
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Lo que ocurre es que, a nivel doméstico, no podemos seguir las mismas normas y prácticas que un gran restaurante. Y no es raro que, al hacer un tarta en casa o comprarla, nos sobre. Obviamente, no vamos a tirarla. De modo que, la mejor opción, será siempre refrigerarla (máxime si es tipo Cheesecake sin horno, en cuyo caso la nevera es un estupendo sistema de conservación). Pero, ¿cuánto tiempo puede permanecer en buenas condiciones?
Aquí no hay una respuesta única porque dependerá de algunos factores. Por ejemplo, no es lo si es casera o industrial (en este último caso puede contener conservantes que prologuen más su vida). También depende mucho de cómo la conservemos en nevera.
De manera general sí conviene recordar que, al tratarse en un tipo de preparación en la que se incluyen productos como huevos, quesos, natas… su vida útil no es excesivamente prolongada.
Si se trata de una tarta de queso sin hornear (perfecta para preparar en día anterior y dejarla por la noche en frío), sus sobras podrían durar alrededor de 5 días, aunque para disfrutarla al máximo no deberíamos dejar que pasasen más de 2 o 3 días, especialmente si lleva frutas frescas.
Si las sobras son de tarta horneada, también puede tener una vida de 5 o 6 días (por cierto que, aunque no es lo recomendable, si queremos hacerla con antelación y reservar en frío, nunca deberemos meterla en la nevera antes de que se haya enfriado bien).
LA IMPORTANCIA DE UNA BUENA CONSERVACIÓN
Estos plazos de los que hablamos pueden darse siempre que guardemos las sobras de las tartas (sean de horno o hechas en frío) en buenas condiciones. Esto es: bien envueltas las sobras en plástico y, después, metidas en un recipiente hermético.
Si nos ha sobrado mucho, puedes cortar en porciones primero, antes de envolver y meter la tarta en estos recipientes con buen cierre. Una vez en la nevera, los tápers deberán permanecer a temperatura constante.
¿Y si quiero congelar? También se puede pero, de nuevo, envolviendo perfectamente las sobras (las bolsas de congelación, siempre bien selladas, pueden ser buena opción).
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