Desde que abrió sus puertas, hace 5 años, Roostiq ha gozado tal aceptación que ha superado sus expectativas. Lo tiene todo para haberlo logrado pero especialmente por el empeño, el buen criterio y el exhaustivo trabajo de su propietario Zoilo Álvarez, un empresario que viene de otro sector pero que es un tremendo apasionado de la gastronomía desde niño e, incluso, tiene una buenísima mano como cocinero.
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En su finca, cultivan todos los vegetales en ecológico y bajo los preceptos de la agricultura biodinámica.
El restaurante primero inauguró en el barrio de Chueca de Madrid y después en la Urbanización Villa Parra Palomeras Marbella y es de esos lugares en los que siempre se come bien -abren en horario ininterrumpido de 13 a a 1 horas-. Todo lo que hacen está rico y se debe, en gran parte, al exquisito mimo y tratamiento que le dan a sus productos. En su huerta abulense, regada por el río, hemos podido ver in situ cómo cultivan cuidadosamente sus aclamados tomates, acelgas, puerros, calabacines, piparras, rúcula, albahaca, kale y otras tantas más verduras ecológicas y biodinámicas repletas de sabor gracias a la selección de semillas antiguas -por cierto, algunos de sus productos los comercializan a través de su tienda online-.
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La alimentación de sus pollos criados en libertad se basa en los pastos de la dehesa de su finca de Arévalo (Ávila) y es este, sin duda, el ingrediente secreto de su alta calidad -pronto tendrán gallinas, nos avanza Zoilo-. En esta dehesa se alimentan también sus cerdos a base de pura bellota y pastos, dando lugar a sus riquísimos entrantes ibéricos de lomo, salchichón y chorizo. Llevan la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente por bandera en todo lo que hacen y así se puede observar en el cuidado de todo lo que tienen en su magnífica finca.
Uno de los platos estrella de Roostiq es el pollo: muslos, contramuslos y alitas cocinados a la brasa, de sus animales criados en libertad.
Sus torreznos no tienen competencia
Si vas a Roostiq no puedes dejar de probar sus torreznos, ricos en carne y bajos en grasa, con un punto de cocción inigualable. No podrás comer solo uno porque son completamente adictivos. El proceso para hacerlos es ahumarlos al principio y cocinarlos en el horno para servirlos cortados en láminas muy finas y tremendamente jugosas. ¡Se te hará la boca agua solo con mirar estos torreznos que están de muerte!
Los torreznos son el buque insignia de este local, insuperables, con un sabor y una textura inigualables.
El horno de leña, clave en Roostiq
En la finca también tienen un horno de leña donde Zoilo lleva años experimentando para conseguir hacer las pizzas perfectas, que luego se replican en el horno del restaurante y que son otro de los principales reclamos de su carta, con su masa bien fermentada para que sienten bien, menos fina pero tremendamente crujiente, hidratada y cubierta por diferentes ingredientes: su espectacular salsa de tomate casera, parmesano, burrata, pesto, pecorino trufado, pepperoni, jamón ibérico, queso Comté, guanciale... ¡y a cada cual más deliciosa!
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El secreto de las pizzas de Roostiq son su larga fermentación, el uso de ingredientes naturales y el toque único del horno de leña.
El fuego, tratado de manera magistral, es una constante en los platos de Roostiq, tanto en el horno como en la parrilla de carbón. Casi todo se cocina a la brasa: verduras, pollos, carnes, pescados... hasta el postre piña de avión a la brasa y crema inglesa con helado de coco.
¡Que no falten las burbujas!
El propietario es un gran entendido y amante del champán, en particular y del vino en general. Por eso su carta contiene más de 120 referencias del espumoso francés, dice que "va absolutamente bien con todo y que con la pizza y los torreznos no puede hacer mejor equipo", y unas 500 de otros vinos de diferentes lugares del mundo.
Así que un brindis burbujeante por Roostiq y porque en breve verá la luz una nueva sucursal, también en Madrid.