La recta final de MasterChef solo puede quedarse con los mejores (aunque también hay expulsiones sorprendentes como la de Camino, claro). En el último programa, Francesc, apodado por sus compañeros “la leyenda” por su fama de ligón, fue el elegido por el jurado para abandonar las cocinas tras una prueba fallida. La noche comenzó con un homenaje a la sabiduría y legado de las personas de la tercera edad, para lo cual organizaron las cocinas en la Residencia de la Tercera Edad Pinar de Aravaca, en Madrid. Los dos equipos, capitaneados por Jorge Juan y Claudia, estaban formados por Ana, Álex, Marta, Jotha y Francesc (con el primero) y por Pilu, Eneko, Lluís y Luca (con la segunda).
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Los aspirantes tuvieron que reproducir un menú creado por la chef Pepa Muñoz para unos 70 residentes y empleados del centro. Cuando el trabajo estaba ya más que avanzado llegó la inesperada noticia: ¡cambio de cocinas! Los dos capitanes intercambiaron instrucciones y siguieron con el trabajo hasta finalizar el menú. Durante la prueba se produjo un momento muy emotivo pues Luca y Álex recibieron la visita de sus abuelas en las cocinas. Parece que, al menos a Luca, esta visita le dio suerte pues su equipo se salvó de la eliminación, todo lo contrario que el de Álex.
Por tanto Jorge Juan, Ana, Álex, Marta, Jotha y Francesc regresaron al plató para enfrentarse con un reto importante: adaptar un plato propuesto por el jurado para intolerantes y alérgicos. ¿El tiempo? 60 minutos. Jotha y Jorge Juan cocinaron una tarta de Santiago sin almendras; Marta y Álex elaboraron un ravioli sin gluten; Ana, una lasaña sin lactosa, y Francesc, un flan de piñones garrapiñados. Los únicos aspirantes que recibieron una valoración aceptable fueron Ana, cuya lasaña sorprendió para bien, Marta y Álex, cuyos raviolis no eran buenos pero tenían una salsa rica.
Francesc no estuvo a la altura y se despidió de amigos y compañeros con mucha tristeza tras acumular muchos fallos en su plato que, según Pepe, no tenía gusto. Los jueces coincidieron en que era la receta más sencilla y que el aspirante no había sabido elaborarla. “Estoy contento, he disfrutado a tope. Voy a echar de menos cocinar y aprender. He tenido mucha suerte de poder entrar. Es una experiencia inolvidable que se queda para toda la vida" apuntó.