Los cocineros son uno de los mejores altavoces que tenemos para generar un impacto positivo sobre determinados hábitos alimentarios en nuestra sociedad, que están estrechamente relacionados con el medioambiente, la salud y la economía. Ellos pueden provocar un cambio en nosotros que reduzca ese 1,2 millones de toneladas de alimentos que se desperdiciaron en 2021, esos más 28 kilos de comida que tira cada español a la basura o el 30-50% de los alimentos producidos en la Unión Europea que no llegan a ser consumidos.
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Diego Guerrero colabora desde su creación, en 2021, con el proyecto Imperfectxs, de Cervezas 1906, que busca divulgar la importancia del aprovechamiento en la cocina para concienciar acerca del impacto medioambiental que tiene el desperdicio alimentario y fomentar el ahorro en nuestra economía doméstica, así como alcanzar, desde la gastronomía, los Objetivos de Desarrollo Sostenible que se plantean desde la agenda 2030 de la ONU.
Masterclass impartida en el marco del proyecto Imperfectxs de Cervezas 1096 para divulgar la importancia del aprovechamiento en la cocina.
Un cambio de mirada: creatividad y formación
Recientemente ha tenido lugar una masterclass con el artífice de Dstage, precisamente en el espacio DSPOT, el taller de cretividad del cocinero vasco afincado en Madrid. Allí Guerrero comenzaba hablando de cómo se está cambiando la mirada hacia el tema del aprovechamiento e, incluso del lujo. "Porque ahora mismo el lujo ya no se entiende como hasta ahora y tenía muy poco tenía que ver con la sostenibilidad, no se reparaba en gastos, no se aprovechaba, se buscaba lo perfecto... Y, sin embargo, ahora los parámetros del lujo han cambiado y se puede entender, por ejemplo, el lujo como la creatividad aplicada a ingredientes de la cocina que antes no se aprovechaban. La gente se cansa hasta del lujo y ahora se busca algo más experiencial".
"Hay muchos caminos y muchos mecanismos para activar la creatividad. Y la creatividad se entrena, también con la formación. Y en ocasiones tenemos una imagen distorsionada sobre los productos, que parece que tienen que ser perfectos, bonitos, con el mismo calibre y la misma forma y nos olvidamos del sabor y del impacto que eso tiene para el medioambiente. Igual que se busca educar en la diversidad entre las personas, tenemos que hacerlo aplicada a los alimentos. Vamos hacia una cocina más natural", compara Diego y añade "el objetivo es difundir buenas prácticas desde la alimentación que se centren en el desperdicio cero, la cocina saludable, creativa y eficiente, la utilización de ingredientes locales y de temporada son básicos para alcanzarlo”.
El desperdicio zero tiene que ser el guía y el lema de todos, pero especialmente de las nuevas generaciones.
Un tercio de la comida mundial se desperdicia
La presidenta de la Asociación Desperdizio Cero, Virginia Fradejas, que también formó parte de este encuentro, nos recordó que "1/3 de la comida mundial se desperdicia y 1 de cada 10 personas pasa hambre cuando hay alimentos para todos. Lo que ocurre es que hay que saber cómo aprovecharlos e instaurar entre todos nosotros -desde el origen hasta el consumidor final- unos buenos hábitos y costumbres para lograrlo. Y sobre todo, pongamos el foco en los jóvenes, ya que ellos son los consumidores del futuro".
“Según cálculos de Naciones Unidas, cada año más de 931 millones de toneladas de alimentos terminan en la basura. Todo esto tiene un importante impacto en la naturaleza. Es necesario que esta práctica cale desde ya en las nuevas generaciones y sean capaces de aplicarlo en todas las áreas de su vida, ya sea profesional o personal. El desperdicio Zero tiene que ser su guía y casi su lema”, afirma Goretti Castro, responsable del proyecto Imperfectxs.
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Los jóvenes chefs, con su creatividad, pueden contribuir a reducir el desperdicio de alimentos
Por su parte, Amalia Paz Moyano, profesora de la Escuela Superior de Hostelería y Turismo de Madrid, participante de la masterclass se suma a los 3 participantes anteriores: “hay que enseñar a los jóvenes -estudiantes y chefs- el máximo aprovechamiento de las materias primas, fomentar en ellos la creatividad y que sepan recurrir y volver a los orígenes cuando afronten el reto de elaborar menús”