Probablemente nunca haya existido una mayor oferta para regalar destilados en Navidad que ahora mismo. En los últimos años, el universo del buen beber se ha sofisticado tanto que siempre va a haber múltiples opciones para descubrir. Opciones que también sirven para sorprender a un ser querido con un regalo que recuerde para siempre. Con las fiestas a la vuelta de la esquina, son muchos los que ya están pensando en el menú alrededor del que reunirse en fechas tan especiales, pero no hay una buena comida –ni una buena sobremesa– sin un líquido que la acompañe y con el que brindar por todo lo bueno que está por venir.
Alejado de lo tradicional, inesperado y, sobre todo, deliciosamente lujoso, el whisky puede ser la mejor opción si estás buscando sorprender a tus invitados. Envejecido durante veintitrés años para rematarse en barricas que previamente han contenido el más célebre espumoso francés durante seis meses, Glenfiddich Grand Cru (pvp recomendado 295€) es elegante, lujoso, y está destinado a ser el protagonista de las mejores mesas –y los regalos más memorables– de estas Navidades. Es precisamente este complejo proceso de elaboración lo que le otorga a este destilado su carácter extraordinario, lleno de matices que nada tienen que ver con el resto de sus variedades. El final es suntuoso, opulento y sofisticado, resultado de la fusión de la esencia escocesa con la elegancia y la finura francesa.
El mejor compañero para estas fiestas
Glenfiddich Grand Cru se erige así como uno de los mejores compañeros para los buenos momentos. Con él, podemos celebrar también por todos los que están por venir. Desde el color dorado del líquido al volcarse en la copa hasta sus primeros matices, que recuerdan a la flor de manzana, el pan recién horneado y el limón confitado, en tu boca asoman todos los años de crianza y las maderas de la maduración final: roble, vainilla, brioche, pera, uva blanca y un toque oriental que viene de la mano de las notas de sándalo.
La sofisticación de su sabor se traslada también a su elegante estuche, cuyo diseño representa a la perfección el universo de la marca al tiempo que toma prestados elementos decorativos de los espumosos franceses. Con una sobria paleta cromática en negros y dorados, ya desde el tapón de corcho advertimos ecos de la bebida francesa por excelencia. Además, la botella adquiere solidez y seriedad a través de su silueta afilada y su base de zócalo, lo que le confiere empaque y seriedad. Esta presentación no hace sino reafirmar la idea de que no estamos ante un whisky single malt cualquiera, sino uno pensado para las ocasiones más especiales. Es precisamente el espíritu innovador y atrevido de Glenfiddich Grand Cru lo que ha llevado a la marca a contar con el single malt más premiado del mundo y con propuestas de espirituosos fascinantes y exclusivos.
Cómo degustar Glenfiddich Grand Cru
El sabor de un whisky es una combinación de tres cosas: olor, gusto y textura, por lo que es importante utilizar el tipo correcto de vidrio. Para apreciar plenamente la elegancia, la riqueza y complejidad de este whisky de lujo, los maestros de la marca recomiendan degustarlo solo, en una copa coupé, para sorprender a nuestros invitados ofreciendo whisky en una copa llamativa e inesperada. Tradicionalmente, el momento ideal para el whisky siempre ha sido después de comer o de cenar, pero Glenfiddich Grand Cru te invita a arriesgar, tanto por la forma inesperada de degustarlo como por ofrecer la mejor alternativa para brindar en ocasiones especiales, como las Navidades que ya están esperándote a la vuelta de la esquina.