Es, quizá, el de la nutrición uno de los sectores donde proliferan en mayor medida los mitos. Creencias falsas que gran parte de la población continúa dando por buenos. No se trata aquí tanto de desinformación como de ‘sobreinformación’: nos llegan decenas y decenas de inputs a lo largo del día; informaciones en prensa, en redes sociales, en nuestro círculo cercano de amistades… muchas veces contradictorias y uno ya no sabe muy bien a quién creer, cómo separar el grano de la paja…
Por supuesto, esto no solo ocurre en el terreno de la nutrición, pero, como decimos, es éste un universo especialmente proclive a la aparición de mitos, que se perpetúan, y después resultan muy complicados desterrar del imaginario colectivo.
Son numerosos los mitos que campan a sus anchas en el mundo de la alimentación
Por eso, nunca está de más, poner el foco en los más extendidos para que dejen de considerarse ‘realidades’. En ¡Hola! Cocina nos gusta, de cuando en cuando, hacer este ejercicio: ya hemos hablado, por ejemplo, de la falsedad que supone pensar que el limón en ayunas ayuda a adelgazar, como tampoco lo hacen los llamados zumos detox, o cómo, a pesar de la ‘cantinela’, no es necesario, sí o sí, tomar 2 litros de agua al día, ni debemos pensar que el desayuno es la comida más importante del día…
¿Y a quién hago caso entonces?, te preguntarás. No siempre es fácil, pero una de las claves cuando lees este tipo de información es plantearte: ‘ok, de dónde viene esto, ¿hay algún interés que pueda estar detrás?' Por ejemplo, ¿este estudio que menciona que tomar una copa de vino al día es saludable, por quién está financiado?, o ¿este médico que dice que la cerveza puede tener un efecto hidratante, tiene algún conflicto de interés para hacer esta afirmación?...
Aún así no siempre es fácil determinar hasta qué punto es fiable una información; no obstante, si ésta llega por parte de un dietista-nutricionista (colegiado, no un coach, o influencer sin formación) suele estar fundamentada, o también de entidades como los Colegios oficiales de Dietistas y Nutricionistas, u organismos dependientes de la administración cómo AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición), de cuya mano vamos hoy a desmentir algunos de los muchos mitos que aún circular en torno a la alimentación.
La fruta (mejor entera que en zumo) es siempre una buena opción, da igual la hora del día
La fruta, mejor fuera de las comidas. FALSO
Las calorías y vitaminas aportadas por la fruta siempre son las mismas, independientemente de si se toman solas o acompañadas de otros alimentos. Siempre es un buen momento para tomar una ración de fruta. La ventaja que obtenemos al tomarlas entre las comidas, es que no comemos otro tipo de alimentos con mayor contenido calórico, como dulces, snacks,… y además llegamos a la siguiente comida con menor sensación de hambre. Aportamos, asimismo, vitaminas y minerales, tan necesarios para nuestra salud.
El agua, mejor también fuera de las comidas. FALSO
El agua se puede tomar tanto durante las comidas como fuera de ellas, de manera indiferente. La sed que aparece durante las comidas debe ser saciada, tanto para nuestra correcta hidratación, como para ayudarnos a percibir mejor los sabores de los alimentos que ingerimos. Recordamos que el agua no tiene ninguna caloría, es decir, no engorda, aunque sí se considera saciante debido a que proporciona sensación de plenitud.
No, los huevos no hacen que el colesterol se dispare
El huevo es malo para el colesterol. FALSO
No debemos de clasificar los alimentos como buenos o malos, sino conocer las características de cada uno. El huevo ha sido tratado injustamente, ya que es un alimento muy completo y saludable. Es cierto que su yema es rica en colesterol, pero no hay que olvidar que el huevo posee también proteínas, vitaminas y minerales. Su consumo es adecuado en todas las edades.
Lee también: ‘Gastrotest’: curiosidades sobre el huevo que quizá desconocías
Los suplementos dietéticos, muy útiles para mejorar la salud. FALSO
Salvo en casos muy concretos (embarazo o determinadas patologías, y siempre con prescripción de un facultativo), estos suplementos no son necesarios. Si llevamos una alimentación formada por una variedad de productos saludables no hace falta sumar este tipo de productos. Tampoco, en épocas en las que nos sentimos con menos energía, en la que tenemos una actividad más intensa o cuando nos resfriamos con frecuencia. El consumo de suplementos nunca debe sustituir una dieta sana, equilibrada y variada. Una de las muchas consecuencias positivas que aporta una dieta variada es que los distintos nutrientes interaccionan entre sí, produciendo unos beneficios cuando se consumen juntos que no se dan con el consumo de los suplementos.
Como hago ejercicio puedo comer lo que quiera. FALSO
La actividad física es imprescindible para la salud. Son muchos, muchísimos, los motivos para llevar una vida activa. Sin embargo, una alimentación no saludable, tendrá consecuencias sobre nuestra salud difícilmente compensables con la práctica de ejercicio físico. Por ejemplo, las ventajas que obtienes entre comer una pieza de fruta o comer bollería industrial, no es sólo la gran diferencia calórica entre uno y otro, sino que, además, la fruta nos aporta vitaminas, fibra… frente al alto contenido en grasas no saludables y azúcares refinados de las bollerías.
Las grasas vegetales siempre son saludables. FALSO
De manera general podemos decir que las grasas vegetales tienen mayor proporción de ácidos grasos insaturados, beneficiosos para nuestra salud cardiovascular y las grasas animales tienen mayor proporción de ácidos grasos saturados, que hay que consumir en menor proporción. Sin embargo, hay excepciones, puesto que existen grasas saturadas como las de palma y palmiste, que tienen un origen vegetal, y que no son en absoluto interesantes para la salud.
La congelación no altera las cualidades de los alimentos
Los alimentos congelados son menos nutritivos que los frescos. FALSO
El proceso de congelación no altera las cualidades de los alimentos, por lo que un pescado o una carne congelada tienen las mismas propiedades que si los comemos frescos. Respecto a las verduras congeladas, la proporción de vitaminas que éstas tienen después del cocinado, es similar a la que puedan tener las verduras frescas tras ser cocinadas. Por tanto, no existe ninguna razón para no comprar alimentos congelados (sano), ya que esta puede ser una buena forma de tener alimentos saludables siempre a mano.
Lee también: Alimentos saludables: ¿qué cantidad de sal es ‘demasiada’?