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Del melón es probable que sepas ya muchas cosas -algunas te las hemos contado aquí-. Fruta veraniega por antonomasia, nos viene bien tomarla a cualquier hora del día, especialmente por su gran cantidad de agua y su enorme poder hidratante, tan necesarios cuando las temperaturas se disparan.
De pulpa jugosa, dulce y refrescante, está llena de vitaminas, minerales y fibra -algo menos en hidratos y tan solo un 6% de azúcar- muy beneficiosos para nuestro organismo, con sus diferentes variedades y colores y, como todo, siempre tomada en su justa medida.
Pero nos fascina porque -en todas sus variedades- no solo se puede tomar en crudo -que es una de las mejores maneras de comerlo desde el desayuno hasta la cena-, sino que en la cocina también podemos sacarle un partido inmenso.
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Diurético y bajo en calorías, el melón es de las mejores frutas para tomar en verano, que pertenece a las cucurbitáceas, igual que la sandía, el pepino, la calabaza o el calabacín. Y de hecho, en realidad, es una hortaliza.
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Todas sus variedades -algunas más del estío, como la de piel de sapo u otras presentes casi todo el año como el amarillo, el Cantaloupo o el Galia- son perfectas para incluir en recetas de todo tipo.
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Nos gusta para desayunar pero también para tomarlo en aperitivos, ensaladas, postres y otro tipo de platos sobre todo veraniegos. Te dejamos algunas ideas para que incorpores el melón de diferentes forrmas en la cocina.
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