Ha sido imitado mil y una veces. Sin embargo, nada como degustar un cachito (¡o muchos!) del queso Emmentaler original, o lo que es lo mismo, el llamado 'queso de los agujeros'. Y es que, aunque muchas veces asociamos esta característica a su ‘paisano’, el queso Gruyère, realmente es esta delicia nacida en al Valle del Emme (cantón suizo de Berna) la que presenta tan icónica apariencia.
Pero más allá de esta peculiaridad, lo verdaderamente imporante es que estamos ante un queso de calidad excepcional, cuya receta se remonta ni más ni menos que al siglo XII. Es precisamente el método de elaboración absolutamente artesanal con el que continúa produciéndose hoy día, lo que hace que el Emmental sea un queso natural y muy apreciado por los ‘chesselovers’ más avezados: su ingrediente fundamental es la leche cruda de vacas que pastan en libertad y se alimentan de pasto fresco y heno, tratada después en las queserías a partir de técnicas sostenibles, y siempre bajo el riguroso control de la AOP (el equivalente nuestras Denominaciones de Origen, que velan y garantizan la calidad del producto).
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Un queso, distintas variedades
En función de tiempo de maduración del queso, se obtienen distintos tipos Emmental, cuya intensidad de sabor será más ligero o más intenso. Podemos encontrar, por ejemplo:
-Emmentaler AOP clásico: con un ligero sabor a avellana, tiene una curación de 4 a 8 meses.
-Emmentaler AOP reserva: elaborado con una selección de las mejores ruedas y una curación mínima de 8 meses, que le confiere un sabor más pronunciado.
-Emmentaler AOP curado en cueva: un aroma de nuez, un sabor más tradicional y una masa notablemente más fina gracias a 12 meses de curación. Se reconoce por la pátina marmorea negra-marrón de su corteza.
Simplemente, cortado en bastones o dados y dispuesto en una tabla (junto con un poco que pan, fruta, frutos secos), el Emmentaler, en cualquiera de sus variedades, resulta un bocado muy rico.
No obstante, también puede convertirse en ingrediente de infinidad de recetas (especialmente, el Emmentaler clásico) dada su gran versatilidad: tapas y aperitivos, ensaladas, bocadillos o sándwiches… también en recetas calientes como pizzas, quiches, pastas y gratinados…
El abanico de posibilidades amplísimo. A continuación, os mostramos cuatro ejemplos deliciosos con sabor a Ememental que dan buena muestra de esa versatilidad. Para acceder al modo de elaboración solo tienes que clicar sobre el nombre de las recetas:
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Paso a paso: Dados de queso Emmentaler con cremas untables
Un aperitivo diferente y de lo más vistoso, además de sencillísimo. Tan fácil como cortar unos dados gruesos de queso Emmentaler, hacerles un orificio (o aprovechar uno de los agujeros propios de este queso si es lo suficientemente grande) y rellenar con los untables que más te gusten: patés, cremas de verduras, tapenade, hummus...
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Paso a paso: Tartaletas de Emmentaler y espárragos verdes
La primavera es una de las mejores épocas para disfrutar de los espárragos en su mejor momento. Aprovechamos su temporada para cocinar estas tartaletas (que hacemos con masa brisa ya comprada) y sumaremos el delicioso sabor del queso suizo Emmentaler.
Paso a paso: Bagel con Emmentaler y salmón ahumado
Aunque de origen polaco, el bagel es uno de los panes más populares en Estados Unidos. Elaborado tradicionalmente con harina de trigo, presenta una forma circular y un agujero en el centro, y podemos rellenarlo -a la manera de un sándwich- con todo tipo de ingredientes. En este caso optamos por una deliciosa mezcla de queso suizo Emmentaler, salmón y aguacate.
Paso a paso: Empanadillas al Emmentaler
Las empanadillas son ese tipo de recetas que gustan por igual a niños y mayores. Además, son realmente versátiles, dada la infinidad de rellenos que aceptan. En este caso vamos a prepararlas con un relleno a base de cebolla, bacon y queso suizo Emmentaler. Una vez hechas, las hornearemos... ¡y a comer!
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