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Si hace unos días eran los espárragos trigueros los protagonistas, hoy nos fijamos en otro de los tesoros que nos ofrece la huerta en primavera: los guisantes frescos. Unas ‘semillas prodigiosas’ que encuentran en estas semanas su mejor momento para el consumo. Y es que, aunque podemos disfrutar de los guisantes todo el año (congelados, en conserva…), es ahora cuando se presentan como una verdadera delicatessen.
Sin olvidar, claro, sus beneficios nutricionales: buena fuente de fibra, de proteína vegetal, vitaminas, minerales… Además, tienen una gran capacidad saciante, carecen de colesterol y su contenido en grasas es prácticamente nulo, de manera que pueden ser ‘gran aliado’ en las dietas de control de peso.
En un simple revuelto o acompañados por unos taquitos de jamón resultan deliciosos. También son un ingrediente a tener más que en cuenta a la hora de hacer ensaladas, ensaladillas, menestras, guarniciones… Asimismo funcionan de maravilla a la hora de hacer sopas y cremas, preparación ésta última en la que vamos a detenernos. Un tipo de elaboración muy sencilla, perfecta para incluir los guisantes frescos de temporada en nuestra dieta, y de la que podemos hacer distintas variantes: añadiendo elementos como quesitos o nata que aportarán cremosidad; combinando el guisante con otras verduras; acompañando con algún elemento crunchy como frutos secos o lo clásicos picatostes… Si te faltan las ideas… ¡aquí tienes seis! Clica sobre sus nombres para acceder al modo de elaboración.
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