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‘Pineberry’: las (preciosas) fresas blancas que saben a piña

¿Qué motiva su color marfil?, ¿por qué son tan caras?, ¿qué las diferencia de sus ‘hermanas’ rojas?, ¿dónde se pueden comprar?...


Actualizado 22 de marzo de 2022 - 12:08 CET

Aunque en España no sean muy comunes y su singular tono blanquecino nos resulte sorprendente, los cierto es que la especie de fresa que de la que hoy vamos a hablaros no es, ni mucho menos, nueva. En realidad, se trata de un híbrido natural que surgió a mediados del siglo XVIII de manera accidental (sin modificación genética) entre dos variedades de fresas americanas, la Fragaria virginiana de América del Norte y la Fragaria chiloensis de América del Sur.

Fue de América desde donde, con el tiempo, ‘viajó’ hasta Europa, pero la dificultad de su cultivo hizo que prácticamente se extinguiera hasta que hace dos décadas un grupo de agricultores holandeses optaron por recuperar esta variedad. Para ello, recurrieron a técnicas de hibridación y consiguieron mejorar el vigor y la calidad de las plantas, de forma que pudieron empezar a cultivarlas para su producción comercial.

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Más pequeña que la fresa común, la pineberry se caracteriza por su color externo blanco o rosado clarito

Debido a su peculiar sabor, una mezcla entre fresa y piña, quedó bautizada con el nombre de Pineberry (combinación de los vocablos ingleses pine -piña- y berry -baya-). También es, como decimos, singular su aspecto: pulpa interior blanca, semillas rojas, y un color externo que puede ir del blanco marfil y al rosado tenue (consecuencia de una deficiencia en una proteína que impide que adquiera el característico color rojizo).

Como fresa que es, eso sí, su mejor temporada es ahora, en primavera, y sus propiedades nutricionales no difieren demasiado de las fresas ‘comunes’ (gran fuente de vitamina C, de fibra, de antioxidantes, bajo aporte calórico)… Lo que ocurre que es su disponibilidad es mucho menor. El motivo es que cultivarlas continúa siendo muy costoso (aplicando los mismos cuidados que a la fresas ‘tradicionales’, nacen menos frutos, de manera que no resulta rentable). Esa producción a pequeña escala hace que sus precios sean muy elevados, convirtiéndose muchas veces en un verdadero objeto de deseo foodie. En Japón, por ejemplo, existe una gran devoción por las pineberry, a las que denominan shiroi houseki (‘joya blanca’), por las que pagan verdaderos dinerales (hasta 60 euros por una docena).

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Lo costoso de su cultivo hace que la producción de estas fresas sea a pequeña escala

Entre quienes han podido probarlas hay opiniones para todos los gustos; desde los que consideran que su sabor no compensa precios tan elevados, hasta quienes aseguran que es algo realmente singular que hay que probar al menos una vez.

Lo cierto es que en España no resulta sencillo hacerse con esta variedad de fresa; al tratarse de un producto tan delicado y perecedero, pedirlas online a lugares lejanos no es la mejor idea. Sin embargo, sí existen algunas opciones; en ciertas fruterías muy selectas pueden encontrase, caso, por ejemplo, de la madrileña ‘Frutas Vázquez’. En su tienda online su ofrece la caja a 28 euros, aunque 'es preferible llamar siempre primero para comprobar la disponibilidad', nos dicen.

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Fresas blancas de 'Masía Ciscar'

También en Huelva, tierra de fresas por excelencia, hay lugares donde se cultiva esta variedad. En ‘Masía Ciscar’, por ejemplo, publicaban recientemente unas fotos de sus preciosas pineberry en su cuenta de Instagram, 'todo un éxito entre nuestros clientes', según aseguran.

También en Huelva, los productores de ‘Corazón Berry’ cultivan esta variedad, tal y como explicaba el popular cocinero David de Jorge (también a través de sus redes sociales). 'En boca son embriagadoras, sorprendentes, delicadas y fundentes', contaba el chef, que animaba -si se tiene ocasión- a degustarlas solas o, como mucho, con un poco de yogur o de crema Chantilly. Y es que con el precio que tienen parece que lo mejor es ‘maquillarlas’ lo menos posible y disfrutar así de ese sabor tan especial y singular.

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Imagen de las fresas blancas que el popular cocinero David de Jorge publicaba recientemente en sus redes

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