El ajo y la cebolla tienen sus detractores, pero en general, hay más fervientes defensores de estos dos bulbos estrella de la cocina, sobre todo de la española pero no exclusivamente -porque en general, los países mediterráneos son muy aficionados a ponerlos en sus platos-. Son ingredientes súper saludables e imprescindibles de la mayoría de sofritos que se usan como base casi de cualquier guiso, salsas, etc, y no hay que olvidar que en torno a cada uno de ellos podríamos hacer recetarios completos en los que son protagonistas absolutos.
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Y si hay dos platos emblemáticos elaborados con ellos, esos son sin duda la sopa de ajo y la sopa de cebolla. Si hiciéramos una encuesta, seguramente que habría un 50% dedicado a los que les gusta la primera y un 50% que eligen con los ojos cerrados la que lleva cebolla. Aunque también estamos los que nos pirramos por las dos, sopas clásicas que ahora nos apetecen más que nunca con la llegada de las temperaturas más frescas.
Así que toma buena nota para hacer las dos, con sus recetas más clásicas, sencillas y rápidas de preparar. Los ingredientes de ambas son de los básicos que solemos tener siempre en la despensa y tu bolsillo no se va a resentir porque son bastante económicos.
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Cómo hacer sopa de ajo
También recibe el nombre de sopa castellana, porque es en Castilla y León donde se sitúa su origen, aunque realmente la puedes comer en cualquier rincón de nuestra geografía, quizás con algunas variantes -es muy típica de la Semana Santa-. Pero la fórmula más extendida es la que se hace con pan del día anterior con corteza, ajos, caldo o agua, jamón serrano, pimentón, aceite de oliva, sal y huevos.
Parece ser que antigüamente la sopa de ajo se tomaba en el desayuno para coger fuerzas y aguantar las duras jornadas campestres y hoy es un clásico de numerosos restaurantes españoles.
Tienes la receta completa pinchando en el siguiente enlace o en la imagen.
Paso a paso: sopa castellana o de ajo
No te pases con el pimentón y recuerda utilizar un buen pan que sea del día anterior -el mejor es el candeal de trigo-, hay que dorar los ajos pero no quemarlos, utiliza pimentón dulce, picante o una mezcla de ambos y la sopa tiene que estar muy caliente, para que cuando añadas el huevo, remuevas, se cuaje y se formen sus característicos 'hilillos'.
Cómo hacer sopa de cebolla
Sopas de cebolla existen desde tiempos de los romanos. También es un plato humilde, a veces identificado con las épocas de abstinencia. Nació como una sopa del pueblo, ya que en aquella época el cultivo de cebolla era sencillo y barato, y se popularizó durante el reinado de Luis XV.
Según se cuenta fue Estanislao Leczinski, rey polaco suegro de Luis XV de Francia, buen gastrónomo, quien descubrió esta sopa tradicional cuando hizo parada en una fonda de Chalons, camino de Versalles para visitar a su hija. Le gustó tanto que aprendió la receta para cocinarsela a su yerno. También hay otra versión sobre su origen y es que surgió un día que al volver de cazar el rey Luis XIV, en la cocina solo encontraron disponibles cebolla, mantequilla y champán, que pusieron en una olla y convirtieron en esta sopa.
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En sus inicios, no llevaba queso y fue en el siglo XIX en los restaurantes y tabernas del mercado de Les Halles, París, cuando se le agregaría este ingrediente y se gratinaría para tomarla a altas horas de la madrugada y entrar en calor tanto los tenderos como los noctámbulos con alguna copa de más.
Pincha el enlace o la imagen y sigue la receta paso a paso.
Paso a paso: sopa clásica de cebolla
Se elabora con mucha cebolla dulce, caldo de carne, mantequilla, harina, vino blanco o brandy, rebanadas de pan, queso rallado Gruyére o emmental, sal y pimienta. Corta la cebolla en juliana y póchala hasta que se dore en mantequilla -aunque también puedes aligerarla con aceite de oliva-. La harina sirve para espesar el caldo ligeramente.