Lo primero que nos llama la atención de esta verdura es su color verde lima y las formas geométricas de sus ramilletes que terminan en unos picos que se repiten y repiten hasta el infinito siguiendo el mismo patrón. Esto es lo que se conoce como geometría fractal de la que encontramos varios ejemplos en la naturaleza como en los copos de nieve, en los girasoles, las plumas del pavo real o las hojas de los helechos. Podríamos adentrarnos más y más en este tema y llegar a explicar cómo la espiral de Fibonacci tiene que ver en cómo se forman estas inflorescencias pero, vayamos a algo más sencillo: veamos qué podemos hacer con el romanesco en la cocina y descubramos sus beneficios. Aviso a navegantes: es una verdura de lo más saludable.
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En nuestro país, el romanesco se empezó a conocer a partir de los años 80 y aún hoy en día no es una verdura muy consumida, aunque, poco a poco se va introduciendo más en nuestra dieta.
¿Qué propiedades tiene el romanesco?
Su temporada óptima se extiende de septiembre a abril y su aporte calórico es muy bajo ya que un 90% de su composición es agua, aunque claro, dependerá de la forma en que se cocine. Es una excelente fuente de vitaminas, especialmente de vitamina C, cuya concentración es muy superior al del resto de variedades de coles, y de vitamina K, esencial para la correcta coagulación sanguínea.
También destaca su alto contenido en provitamina A y en ácido fólico así como en minerales, especialmente potasio, fósforo, magnesio, hierro y calcio. Además, y por si fuera poco es rica en fibra, lo que mejora la función intestinal y favorece el control de peso debido a su poder saciante. Una de las características que si comparte con el brócoli y la coliflor es el sulforáfano, que tiene propiedades para prevenir el cáncer.
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Cómo se cocina el romanesco
Pero vayamos a la cocina. Su sabor estaría entre el brócoli y la coliflor no siendo tan neutro como el primero ni tan intenso como el segundo. Lo primero que debes hacer con el romanesco es separar los arbolitos y lavarlos bien bajo el grifo. Aunque se puede comer en crudo en ensalada, por ejemplo, lo más habitual es cocinarlo al vapor, asado, frito, estofado, hervido o gratinado. Así que toma nota de estas originales y sencillas ideas y anímate a incluir este alimento tan saludable en tu día a día.
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Paso a paso: Pasta con romanesco y coliflor
Un plato de pasta siempre es bienvenido y más cuando lo acompañamos de dos verduras tan saludables como el romanesco y la coliflor. Te vamos a dar un truco para que esté aún más rico: una vez cocidos el romanesco y la coliflor, saltéalos en una sartén con un poquito de mantequilla, la guindilla y el ajo y verás como se potencia su sabor y gana el plato.
Paso a paso: Tortilla de romanesco, beicon y queso
La idea de mezclar romanescu, queso y beicon es de lo más original pero es que, además, está buenísima y es súper fácil de preparar. Eso sí, con esta mezcla las calorías se disparan pero algún precio hay que pagar en una receta tan rica.
Paso a paso: Coliflor, brócoli y romanescu gratinados
Juntamos a nuestras coles favoritas para preparar un plato delicioso. Inicialmente vamos a cocer coliflor, brócoli y romanescu para después gratinarlos en el horno con un poco de mostaza y queso rallado. No hay que pasarse con la cocción para que no nos queden extremadamente blandos, pierden sabor, textura y muchas propiedades.
Paso a paso: Romanesco con salsa de almendras
En apenas veinte minutos podrás disfrutar de esta deliciosa ensalada templada que bien puede servirte como primer plato o como una cena ligera.
Paso a paso: Romanesco con salsa de queso y pipas de calabaza
Esta receta de una increíble sencillez, es un plato que te va a sorprender. El romanesco equilbra la potencia del queso azul y las pipas de calabaza dan el toque 'crunchy' al conjunto.