Seguro que has circulado por ella en más de una ocasión. Y es que esta mítica carretera durante años conectó el Cantábrico con la meseta central y el resto de España. Una vía legendaria que en su día tuvo prioridad de tránsito tanto para viajeros españoles como para aquellos británicos que llegaban en ferry a Santander, dispuestos a disfrutar de unos paisajes, un patrimonio y una gastronomía únicos, además de acercarse a sus acogedoras y hospitalarias gentes. La N623 aún tiene muchas cosas que contar y es el momento de redescubrirla a través de sus innumerables encantos.
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La N623 ofrece unos paisajes, un patrimonio y una gastronomía únicos
Proyecto a cargo de Cantabria y Burgos
Para reivindicar aquella intensa vida económica que llenó sus pequeños pueblos de innumerables viajeros ha tenido lugar un evento en Madrid donde han estado presentes el Presidente de la Diputación Provincial de Burgos, Don César Rico Ruiz, así como la Directora General de Turismo y la de Desarrollo Rural de Cantabria, Marta Barca Pérez y Marisa Pascual Domínguez. Pérez ha destacado "el enorme patrimonio múltiple presente en la N-623. Un proyecto que ha sido posible gracias a la colaboración de ambas comunidades autónomas, Cantabria y Castilla y León”. Por su parte, Marisa Pascual, ha hecho hincapié en “el carácter turístico y de desarrollo rural de esta carretera, con la población que constituye la comarca como impulsora de proyectos de este tipo. Un claro ejemplo de promoción territorial, con unos resultados claramente positivos para el territorio”.
Morcilla, cocido loriego, vermú, destilados, sobaos y carne de potro
La Nacional 623, una arteria única, llena de pueblos del lado cántabro, cruzando el corazón de los Valles Pasiegos, y del lado burgalés, atravesando las riberas del Pantano del Ebro, pasando por el Parque Natural Hoces del Alto Ebro y Rudrón, por Sedano (pueblo donde veraneó durante muchos años Miguel Delibes) o Sotopalacios, una de las cunas de la morcilla burgalesa.
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Multitud de pequeños comercios, talleres mecánicos, gasolineras, restaurantes, fondas, agricultores y ganaderos, dieron color a esta vía durante toda la década de los 70 llenando de fotografías para el recuerdo la N-623.
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A pesar de la construcción de la autovía que pasó a ser vía de tránsito prioritario, hoy pueblos y gentes de ambos lados (del cántabro y del burgalés) siguen nutriendo la N-623 de sabores y aromas únicos. Tal es el caso de Begoña Garrido, propietaria del Restaurante Oro Negro, en Sargentes de la Lora, una de las máximas representantes del conocido cocido loriego, que ha acudido a Madrid a hablar de este famoso plato del páramo castellano burgalés. También lo ha hecho David Martínez, desde Destilería Siderit, ubicada en Puente Arce y dedicada a la elaboración de vermús y destilados.
En Cantabria, las quesadas y sobaos pasiegos de Sobaos Luca, en Hontaneda y el potro hispano – bretón burgalés, cuyo hábitat es el Pantano del Ebro, también son otros productos gastronómicos de la zona, que aparecen en varios vídeos, conducidos por la periodista Lara Villanueva dentro del roadtrip realizado el año pasado.
Con su inconfundible olor a mantequilla el sobao pasiego es uno de los dulces más representativos de Cantabria
Por todo ello, desde las Diputaciones de Burgos y Cantabria, Burgos Alimenta, así como desde los Ayuntamientos de Piélagos y Camargo se pretende volver a poner en valor la N-623, porque com dice Lara "son kilómetros que alimentan la mente, el alma, la historia y el espíritu más viajero".