Su paso por MasterChef no fue siempre un camino de rosas… De hecho, Arnau se ha convertido en uno de los concursantes que más veces ha terminado disputándose su continuidad en el concurso en la última prueba de eliminación (o como ellos lo llaman, en ‘el foso’). Pero su envidiable tranquilidad en los momentos de más tensión, su actitud ‘guerrera’, su dedicación, y su buena mano para la cocina llevaron ayer al joven catalán a alzarse con el trofeo de MasterChef 9.
La noche no pudo empezar mejor para él; su gran solvencia a la hora de elaborar el complicadísimo postre que los cuatro finalistas debían replicar en el primer reto de la noche, le valió el pase directo al duelo final.
De la prueba de exteriores, celebrada en esta ocasión en el Museo vasco Chillida Leku, salió el nombre de su rival: Meri. La joven estudiante de medicina firmó los mejores platos durante este segundo desafío, mientras que María y Fran terminaron finalmente ocupando el tercer y cuarto puesto, respectivamente.
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EL MENÚ GANADOR
120 minutos. Era el tiempo que tanto Arnau como Meri tenían para elaborar en ese último duelo, un menú libre que demostrara su evolución en las últimas semanas y todos los conocimientos y técnicas culinarias aprendidas. En presencia de su familiares y excompañeros de concurso, ambos dieron lo mejor de sí para seducir con sus creaciones al jurado, acompañado en esta ocasión por el conocido chef David Muñoz.
“Los dos menús que habéis presentado son dignos de una final de MasterChef. Cualquiera merece alzarse con el trofeo, pero como solo puede hacerlo uno nos hemos tenido que fijar en los detalles’, comentaban los jueces tras la cata. Y, finalmente, esos detalles hicieron que la balanza terminara cayendo del lado de Arnau. Su menú, basado en sus raíces catalanas, no dejó de acumular elogios…
“Lo he llamado Origen porque yo tuve la suerte de poder disfrutar de mis cuatro abuelos, ellos eran de origen rural, payeses, con ellos aprendí una cultura gastronómica que giraba siempre en torno al producto. Aprendí que la comida tiene un por qué, un proceso, existe una siembra, un recolección… A día de hoy creo que nos hemos desconectado de esto”, explicaba el comercial, justo antes de presentar sus platos. Diremos mejor ‘platazos’, a tenor de las magníficas críticas recibidas. Los recordamos a continuación, uno a uno:
Entrante: ‘Campo’ (Coca con verduras y caballa)
Para arrancar, Arnau quiso hacer un homenaje a la tradicional ‘Coca de recapte’ tan típica de Cataluña, que normalmente incluye verduras asadas como berenjena, pimiento, cebolla, tomate… (escalivada), así como otros productos en función de la temporada. Estos pueden ser embutidos, carnes, o pescados como la caballa que el concursante eligió para su particular interpretación de todo un clásico del recetario de su tierra. “Me encanta lo que cuenta este plato, es precioso y está buenísimo, pero hubiera agradecido un poquito más de generosidad en las cantidades”, le reprochaba, entre risas, David Muñoz. “Cuántos cocineros profesionales quisieran tener tan claro el discurso que tú tienes. Me parece un plato muy rico y que conecta perfectamente con el payés del siglo XXI”, añadía, contundente, Pepe Rodríguez.
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Plato principal: ‘Bosque’ (Carpaccio de carabinero con pichón)
Como plato principal, Arnau quiso apostar por un ‘Mar y montaña’ (ese tipo de recetas que, entre sus ingredientes, incluyen tanto pescado como carne, y que tanta tradición tienen en Cataluña). En este caso el mar estaba representado por un carpaccio de carabinero, mientras que para la carne optó por un pichón, cocinado en dos cocciones, todo ello acompañado con un aire de cítricos que quiere imitar los aromas del bosque. Fue quizá el toque asiático con el que el concursante quiso dotar el plato lo que menos convenció al jurado. “Me haces un alegato que se me saltan las lágrimas, hablándome de los payeses, de las elaboraciones de proximidad, haces un plato que está espectacular de cocinero fino, y luego me dices que lleva una salsa de Chili Crab, cuando en realidad no lo es, ni le hace falta. Yo lo que veo aquí es un mar y montaña increíble… Así que con lo del Chilli Crab, te has flipado. Por lo demás, un diez”, le explicaba Muñoz, precisamente uno de los cocineros de nuestro país que mejor conoce los secretos y sabores de la cocina asiática. “Has hecho algo muy complicado, has puesto en escena un pichón y un carabinero, que en principio ‘se pegan’ porque son los dos son tan protagonistas que ponerlos juntos no es fácil. Y tú has sabido dar importancia a ambos, es un plato que es muy rico, un plato de gran cocinero”, aseguraba Jordi, mientras que Pepe corroboraba la opinión de su compañero: “un platazo de mojar pan, de restaurante serio, de ¡Dele usted la estrella ya!”.
Postre: ‘Luna’ (Crema catalana en texturas)
En la línea con esa tendencia bajo la que asientan su cocina hoy día grandes chefs del mundo y que tiene que ver con los ciclos lunares (y cómo estos afectan al campo), Arnau creó su postre ‘Luna’. Una interpretación de otro gran clásico con sabor a su tierra: la célebre Crema catalana, que el finalista preparó en distintas texturas: una bola nitro de crema especiada, acompañada con un crumble de carquinyolis (unas pastas secas, también muy típicas en Cataluña) y un helado de moscatel y yema de huevo. “A mí me ha encantado, me gustan mucho los postres que tienen aristas, dulces contrarrestados con ácidos, la presentación es muy bonita… muy bien ejecutado”, comentaba Muñoz. “Está buenísimo, al verlo crees que es algo desordenado, pero luego te das cuenta de que todo tiene sentido, espectacular sabor y textura… me ha encantado”, apuntaba Samantha. Quizá la opinión de Jordi Cruz, barcelonés, era la más autorizada, y también tuvo claro el veredicto: “Como catalán que soy, he visto reflejada mi cultura, mi tierra en tu postre, por tanto, ni media pega te pongo”, aseguraba el chef del restaurante ABaC.
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Así pues, sin prácticamente objeciones (Meri tuvo en su menú algún ‘pero’ más), no fue inesperado escuchar a Pepe aquello de: “Y el ganador de la novena edición de MasterChef es… ¡Arnau!”. Confeti, abrazos, mucha emoción y un futuro más que prometedor para este joven que, según todo apunta, cambiará esos grifos que vendía en su labor como comercial por el calor profesional de los fogones. Solo el tiempo dirá cuándo, cómo y dónde. ¡Muchas felicidades!