Tras trece semanas de concurso, la novena edición de MasterChef ha llegado a su gran final. Tras la expulsión de Ofelia, que se quedó a las puertas de conseguir su sueño, Meri, María, Arnau y Fran han tenido que darlo absolutamente todo para hacerse con los 100.000 euros del premio y el curso de formación en la Universidad de Ciencias Gastronómicas Basque Culinary Center. Para conseguir la ansiada chaquetilla que les acreditaba como duelistas, los aspirantes tuvieron dos oportunidades. La primera fue seguir los pasos de Ricard Martinez, jefe de creatividad de EspaiSucre en Barcelona y uno de los mejores pasteleros de nuestro país. Y como en la repostería no hay lugar para la improvisación, los cuatro aspirantes tuvieron que estar muy concentrados para reproducir un postre compuesto por 12 elaboraciones y trabajar al mismo tiempo que el chef, que ha sido muy criticado en las redes sociales por las tiranteces con los participantes. "¿Es la primera vez que cocinas aquí?", le dijo a Meri cuando le preguntó cómo solucionar uno de los pasos. "Soy demasiado bueno, os repito las cosas varias veces", añadió en otra ocasión. Finalmente, Arnau era el mejor de la prueba (y después se haría con la victoria) y se convertía en el primer duelista de la noche.
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La última oportunidad de lograr el pase a la ansiada final se disputó en Gipuzkoa, donde el jurado y los tres aspirantes (Meri, María y Fran) celebraron que España tiene 96 soles más en el cielo gastronómico. El cocinado tuvo lugar en el Chillida Leku, un museo al aire libre con 400 esculturas repartidas en 11 héctareas y Eneko Atxa, el único chef de nuestro país que puede presumir de tener un Sol Sostenible de Alimentos de España, fue el encargado de diseñar un menú de seis platos que los participantes sirvieron a 12 invitados muy especiales como Pedro Subijana, Elena Arzak, Martín Berasategui o Andoni Aduriz. Además, también se sentó a la mesa María Ritter, directora de la guía gastronómica de Repsol. Todos ellos coincidieron en que la mayoría las elaboraciones estuvieron a la altura de la final, pero los jueces tomaron la decisión de que Meri fuera la segunda duelista, dejando a María como tercera y a Fran como cuarto clasificado del talent culinario. "Este programa me ha dado la capacidad de intentar demostraros a vosotros lo que tengo dentro. Me han dado alas para volar. Han conseguido que pueda confiar en mí. Ahora nada me va a parar", expresó la ganadora del reto.
Con los conocimientos y las técnicas de vanguardia que han ido aprendiendo durante estos meses, los dos duelistas tuvieron que elaborar un menú completo en 180 minutos compuesto por un entrante, un plato principal y un postre que conquistara el paladar del jurado y del chef Dabiz Muñoz, con tres estrellas Michelin. Así, el barcelonés que debe su victoria a su mejor amigo por haberle apuntado al casting a escondidas, hizo las elaboraciones ganadoras creadas en torno al producto y su origen. De primero, coca de recapte con crema de pimiento, berenjena asada y caballa marinada. De segundo, un mar y montaña realizado con carpaccio de carabinero con chili crab y y pichón con aire de lima. Y para finalizar, un postre formado por una crema catalana con un crumble de carquiñoli y helado de moscatel. Tres platos que además Arnau explicó de una manera perfecta y con detalle lo que indicó al jurado todo lo que el chef quiso expresar.
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Como segunda clasificada, Meri también ganó, al igual que María, un máster en Pastelería y un curso de Especialización de ocho semanas de duración en el Basque Culinary Center de San Sebastián. Y Arnau consiguió, además del dinero en metálico y la formación, la publicación de su propio libro de recetas. "Soy el ganador. Es inexplicable. Es un sueño que no sé ni lo que siento. Alucinante. Que todo el mundo persiga su sueño porque es posible. Es posible cambiar vidas y sueños, pero hay que luchar por ellos. Tener el trofeo significa empezar una vida nueva por la que he luchado", expresó eufórico el barcelonés.