Tras la expulsión de Vero, la guardia civil de la novena edición de MasterChef, llegaba el momento de que los participantes del concurso de TVE demostraran que saben trabajar codo con codo. Por parejas, los aspiranntes cocinaban platos sanos y apetecibles siguiendo los consejos de Lixi Lineas y Andrés Morán, Head Chef y Healthy Pastry Chef de SHA Wellness Clinic, en L’Albir (Alicante). Pero, como eran impares, uno ellos, Fran, tenía la oportunidad de trabajar con el tercer clasificado de MasterChef 8, Iván Mariñas. Además, Raquel Sánchez Silva, Lorenzo Caprile, María Escoté y Alejandro G. Palomo, presentadora y jueces de Maestros de la costura, se convertían en los comensales más exigentes y decidían junto al jurado quiénes eran los peores de la prueba: Jianping y Arnau, que iban directamente a la prueba de eliminación siendo delantales negros. "Vuestros platos han sido un despróposito", explicaba Pepe Rodrígez en su valoración.
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En la prueba de exteriores, los aspirantes viajaban a Málaga para disfrutar de uno de los pueblos blancos con más encanto de la Costa del Sol: Mijas, donde elaboraban un menú diseñado por Henar y Antony, concursantes de la última edición de MasterChef Junior. Ellos lideraraban los dos equipos de aspirantes, que usaban productos avalados por 'Sabor a Málaga', sello que garantiza la máxima calidad en los productos de esta provincia andaluza. Tras cocinar para 80 personas, Pepe, Dani, Amelicius, Meri, María y Toni, quienes formaban el equipo azul, se convertían en los ganadores de la noche y mandaban a Jianping, Arnau, Ofelia, Alicia y Fran a la prueba de expulsión. Pero antes de esta valoración, Jordi Cruz regañaba a los concurantes por su actitud: "No hablemos de lo mal que os deberíais de sentir por la cantidad de comida que habéis desperdiciado, del poco aprovechamiento del producto que hemos traído, porque hay gente que pasa apuro. Solo por eso ya es para pasar vergüenza. Hoy ha pasado algo que en MasterChef no había pasado: hemos desaprendido, involucionado. Errores, errores y errores", relataba enfadado.
Una vez en plató, Dani, que había sido el mejor del reto anterior, tenía la labor de adjudicar a los delantales negros qué tipo de carne y corte cocinarían: paletilla de cabrito lechal, carrillón de cordero, presa de cerdo, aguja de caballo, solomillo de añojo de ternera o cuartos traseros de gallina. Una elección que hacía llorar a Ofelia. Ella pensaba que él no la iba a perjudicar, pero al darle carne de caballo, un animal que ella cuida y ama, se disgustaba: "No es justo. No quiero cocinar esto. Lo dije muchas veces en casa que era lo único que no quiero cocinar. Entiendo que es una competición pero no pensé que al contarle esto lo iba a utilizar para ir en mi contra", explicaba entre lágrimas.
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Ya en la prueba de eliminación, donde Juanjo Ballesta les visitaba para aconsejarlos sobre el concurso, los delantales negros debían hacer un guiso con la carne adjudicada por Dani y acompañarla con los alimentos que encontraban bajo la caja misteriosa: el resto de ingredientes y elaboraciones que desecharon en las dos primeras pruebas de la noche. Y es que el jurado les proponía esta prueba para concienciarles de la importancia de no desperdiciar nada, ya que España es el séptimo país de la Unión Europea que más alimentos tira a la basura. Finalmente, Fran, Alicia y Jianping eran los peores valorados y los que más críticas negativas recibían por sus platos durante la cata, pero tras pensarlo, el jurado decidía que Alicia se convirtiera en la quinta expulsada. "Qué pena el sabor a chamusquina intensa y seria que ha cogido, qué pena, porque desde lejos veía una carrilera que parecía muy jugosa y bien hecha. Y el puré es una marranada", decía Jordi.