A primera vista puede recordarnos a nuestra popular tortilla de patatas. Sin embargo, el Rosti no incluye huevo entre sus ingredientes y la patata no se corta, sino que se ralla. Una delicia nacida en Suiza (aunque es muy popular en todo el país, tiene especial tradición en la gastronomía suizoalemana), cuyo origen es muy humilde; se cuenta que era el almuerzo habitual de los agricultores. De hecho, entre sus ingredientes, no encontramos nada más allá de la patata, un poco de sal y pimienta, y grasa animal. Esa era, al menos, la receta tradicional, que después fue enriqueciéndose con otros ingredientes, surgiendo así nuevas variantes.
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Precisamente es la versión más tradicional la que hoy vamos a enseñaros a preparar paso paso (lo reconocemos; últimamente en ¡Hola! Cocina sentimos una debilidad especial por las guarniciones de patata, desde las Hasselback, a las patatas Duquesa, las Pont Neuf, el Aligot…). Pero primero, vamos con una serie de consejos y curiosidades relacionadas con el Rosti:
TIPS PRÁCTICOS PARA COCINAR ROSTI DE PATATAS
- La cocción. Aunque vemos recetas de Rosti en las que se emplean patatas crudas, lo más habitual es cocerlas previamente. Eso sí, resulta muy importante no cocerlas al 100%. Variará un poco en función del tamaño de la patata, pero con unos 15 minutos de cocción será suficiente. La idea es que no quede tierna del todo porque si no, no podremos rallarla después de manera apropiada (se hará puré, el lugar de tiras bien formadas). Una buena idea puede ser cocerlas la víspera y dejarlas enfriar a temperatura ambiente (en la nevera pueden coger humedad). Si las cocemos el mismo día, deberemos esperar a que estén frías para rallarlas.
- Rallador grueso. En el mercado tenemos un abanico inmenso de ralladores, con distintos grosores de rallado (como este de Lékué que vemos en la imagen inferior). Para el Rosti deberemos optar por ralladores gruesos -o la zona más gruesa del rallador si tiene distintas caras-.
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- Patata bien seca. Si después de rallar la patata vemos que aún conserva exceso de humedad, podemos envolverla en un trapo fino de cocina limpio y escurrir el excedente de agua.
- La variedad de patata. Aquí no hay unanimidad total; hay quien prefiere apostar por las de cocción firme (que quedan compactas sin desmoronarse, perfectas para su posterior rallado), pero también hay quien prefiere aquellas más óptimas para la fritura como la patata Agria. En caso de duda, una buena opción es elegir la variedad Monalisa, una de las patatas más versátiles y ‘todoterreno’.
- Qué grasa elegir. También en este apartado hay distintas opciones. La más habitual para la fritura es la mantequilla, ya sea en barra o bien mantequilla clarificada. También se pueden emplear aceites vegetales, u otras grasas como la de pato.
- Variantes: A la receta más clásica le han ido surgiendo distintas variantes, y no es raro ver versiones de Rosti en las que se incluyen ingredientes como cebolla picada, taquitos de panceta ahumada o bacon, queso rallado, hierbas aromáticas…
- Versión familiar, versión individual. Podemos encontrar Rosits de distintos tamaños, ya sea grande (haciendo una única pieza en la sartén que luego cortaremos en porciones), o en formato individual. Para estos últimos resultan especialmente útiles los aros de pastelería redondos y pequeños. Se colocan en la sartén, se rellenan con la patata rallada -que aplastaremos ayudándonos con el dorso de una cuchara hasta que el conjunto sea compacto- y después se retiran con cuidado.
- Acompañamiento: El Rosti es ideal para acompañar platos de carne. En Suiza es muy popular servirlo como guarnición para uno de los platos estrella del país: el Zürcher Geschnetzeltes (carne de ternera en salsa con champiñones, al estilo Zurich, en la imagen superior). Pero también se puede servir con verduras, pescados… así como parte del desayuno.
PASO A PASO: ROSTI DE PATATAS AL ESTILO SUIZO
Ahora sí, vamos ya con la receta detallada para preparar un rico Rosti al estilo suizo. Para acceder al modo de elaboración solo tienes que pulsar aquí debajo en la imagen.
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