Introducir semillas en nuestra dieta es un gesto muy saludable y beneficioso para nuestro organismo. Este es el caso de las pipas de girasol que, aunque su consumo se encuentra muy arraigado en España, hasta hace muy poco no era muy común encontrarlas en la cocina. Es muy interesante saber que según un estudio realizado por GfK para Pipas USA en 2018, los españoles consideramos que “comer pipas es uno de los gestos más entretenidos y apetecibles en los momentos de diversión”. Y es que el consumo de pipas está fuertemente ligado al disfrute de eventos deportivos, momentos de ocio e incluso a recuerdos de nuestra juventud. Pero además de todo eso, si han triunfado desde siempre entre nosotros es por su sabor, sus beneficios para la salud, su precio y su versatilidad a la hora de combinarlas con otros alimentos en deliciosas recetas.
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Un superalimento
Entre sus múltiples bondades, cabe destacar su riqueza en nutrientes, que aportan energía y son una excelente fuente de vitamina E, que nos ayuda a proteger el corazón y a prevenir enfermedades cardiovasculares. Además, contienen minerales como el magnesio, que proporciona lo necesario para relajar los músculos y nervios del cuerpo. Son ricas en zinc, niacina, hierro y ácidos grasos que contribuyen a la hidratación, crecimiento y mantenimiento del color del cabello y gracias a las vitaminas del grupo B revitalizan la piel y previenen el envejecimiento. Y también son ricas en fibra, que ayuda a reducir el colesterol en sangre y a controlar la glucosa.
Comer pipas es tendencia
Hasta hace poco, la culinaria tradicional española apenas tomaba en cuenta esta semilla a la hora de cocinar. Sin embargo, con el tiempo las tendencias han cambiado, y ahora el “mundo semillas” se ha convertido en una manera de animar nuestras recetas, de incorporar toppings sabrosos a los platos en el último momento o de aderezar ensaladas. En muchos supermercados y tiendas de conveniencia podemos encontrar a la venta pipas de girasol peladas, garrapiñadas, saladas, tostadas o incluso crudas. También podemos encontrar otras opciobes, como son las pipas con sabores, a la barbacoa, con aguasal, etc. Por último, también triunfan las llamadas de manera coloquial pipón o piponazo, que son las pipas de girasol grandes, de sabor suave y fáciles de pelar que poco a poco se han ido introduciendo en nuestra vida y en nuestra cocina.
Las nuevas corrientes gastronómicas han modificado la manera de comer de muchos jóvenes, que han vuelto la mirada a la naturaleza y abogan por una dieta más sana y ligera, incluso vegetariana o vegana, y por ingredientes más saludables, ecológicos y sin procesar. De ahí que hayamos incorporado a nuestra culinaria nuevas verduras, legumbres, cereales y alimentos procedentes de otras culturas y exista en la sociedad una vuelta a los orígenes, de la mano de productores que se afanan por recuperar semillas olvidadas y sabores perdidos en el tiempo. Y qué decir sobre la fiebre del pan con semillas de todo tipo, uno de los más populares es el de semillas de girasol, que también se vende en barritas y en otros formatos tipo snack.
Introducir pipas de girasol en nuestros platos es fácil, sano, creativo y hasta divertido: se pueden utilizar como toppings en casi todos, porque aportan con su textura una nota crujiente y un sabor muy agradable. Otra de sus aplicaciones son los rebozados, porque peladas y machacadas muy finas o en grano grueso, pueden utilizarse para hacer croquetas, rebozar todo tipo de frituras, envolver bolitas de queso… O por ejemplo, para preparar aperitivos, acompañar hummus… Todo lo que nos permita nuestra imaginación foodie.
NUESTRA RECETA: CREMA DE ACELGAS CON PIPAS
INGREDIENTES
500 g de acelgas
1 patata
1 cebolla
100 g de pipas de girasol
1 manojo de albahaca
2 dientes de ajo
1 cuña de queso parmesano
Sal
Aceite de oliva virgen extra
ELABORACIÓN
- Poner a hervir agua con sal en una cazuela al fuego.
- Pelar y trocear la patata y la cebolla.
- Lavar y trocear las hojas de acelga.
- Añadir todo al agua hirviendo y cocer durante 20 minutos.
- En el vaso de la batidora echar los dientes de ajo pelados, el parmesano, las hojas de albahaca y las pipas (reservar unas pocas para decorar).
- Añadir un poco de sal e ir agregando el aceite de oliva y batiendo para obtener nuestro pesto.
- Por otro lado, triturar las verduras bien, añadir el pesto y volver a triturar hasta que quede una mezcla homogénea.
- Servir nuestra crema en platos hondos o cuencos y decorar con las pipas reservadas.