Un guacamole es un guacamole y siempre gusta. Pero un guacamole bien hecho enamora. Esto es así, son hechos probados y, gran parte de la culpa de que consigas la excelencia, la tiene, no solo tu mano, sino los ingredientes que elijas y, en este caso, el aguacate tiene mucho que decir. Pero, ¿qué aguacate? Sí, hay varios tipos y vamos a contarte sus diferencias y decirte cuál es el que tú necesitas.
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La naturaleza nos regala cosas tan deliciosas como esta fruta que hace unos años empezó a causar furor, pero que en realidad tienen historias tan variopintas y antiguas como la que nos lleva a hablarte del primero de nuestros aguacates (el denominado Hass) y que llegó a calificar el furor que causó su cosecha en California alrededor de 1925 como ‘La fiebre del oro verde’, pues se comercializaba a un dólar la pieza. Recibe su nombre, precisamente, porque un tal Hass vió un anuncio en el periódico en el que se mostraba un árbol de aguacate y de él colgaban decenas de dólares. Fue el empujón que necesitó para invertir todos sus ahorros en esta fruta tropical y convertirse en uno de esos nuevos ricos, descubriendo, además, otra de sus variedades: el aguacate fuerte. Gracias Hass.
Dos variedades que, actualmente, encontramos acompañadas de otras cuatro, con una forma más o menos ovalado, con una piel más o menos rugosa y de color más verde o más morada y negra. Su textura puede tener un mayor o menor grado de untuosidad y cremosidad, con un sabor más suave. Aspectos que hacen que saber diferenciarlos no sea una tontería y que puedas aprovechar sus características para elaborar con maestría los platos que tengan un aguacate como protagonista. Y no, no solo de guacamole y tostadas con huevos revueltos vive el aguacate.
Descarga la guía de 'Tipos de Aguacate' pinchando sobre la imagen o en este mismo enlace
Aguacate Hass
Es quizás el más popular en nuestro país y la variedad más vendida a nivel mundial. Su pulpa es de color verde oscuro con cierto sabor a nuez, mientras que su piel es rugosa, bastante gruesa y se torna morada o negra cuando madura. Su tamaño suele ser tamaño o mediano, al igual que su hueso, con lo que puedes aprovechar más de un 50% de su peso. Es el aguacate perfecto para un sándwich, gracias a su textura cremosa pero firme.
Su mejor receta: sándwich de tortilla, beicon y aguacate.
Aguacate Bacon
Tiene una forma ovalada y mucho menos alargada que los demás, con una pulpa bastante amarilla y algo verdosa cuando llega a la parte que entra en contacto con la piel que, en este caso, es muy fina, brillante y se mantiene verde incluso al madurar. Su textura es más bien cremosa, con lo que te recomendamos usarlo en un guacamole. Su tamaño es entre mediano y grande y, por tanto, su semilla también lo es, aunque podemos seguir aprovechando gran parte de su pulpa.
Su mejor receta: guacamole clásico.
Aguacate Pinkerton
Es el aguacate más largo de todos ellos, con un tamaño medio y una piel bastante gruesa, muy similar a la del aguacate Hass, de un color verde oscuro y unos gránulos protuberantes. Su pulpa es muy cremosa, con lo que te recomendamos usarlo, por ejemplo, cortado en rodajas en unos tacos. Su tamaño es mediano, pero la semilla es bastante pequeña por lo que aprovecharás ⅔ de su peso.
Su mejor receta: hummus de aguacate y mango con batata asada.
Aguacate Reed
Es un aguacate casi redondo, con la piel bastante gruesa y verde, algo granulosa, pero muy fácil de pelar. Su tamaño suele ser bastante grande y su semilla también, aunque puedes aprovechar más de la mitad de su pulpa. Eso sí, cuando lo peles, consúmelo rápido, pues ennegrece a los pocos minutos.
Su mejor receta: crema de aguacate.
Aguacate fuerte
Es un aguacate con forma de pera, aunque su forma puede ser muy variada, desde los que tienen un cuello bastante largo y estrecho, hasta los que se acortan y ensanchan. La piel es de color verde, granulada y muy flexible. Su tamaño suele ser mediano, al igual que su semilla, con una pulpa deliciosa y cremosa con puntos amarillos. Es, de sabor, de los mejores.
Su mejor receta: tartar de aguacate, mango y mozzarella.
Aguacate Criollo
Por último, este aguacate es uno de los pocos que se cultiva de manera natural (nada de injertos) y posee una piel tan delgada que lo convierte en el más difícil de pelar. Su consistencia es muy muy cremosa, con lo que puedes partirlo por la mitad, ahorrarte la engorrosa tarea de retirar su piel y servirlo tal cual, retirando el hueso y relleno con un poco de huevo y pollo picado. El tamaño es mediano, su semilla también y, quizás, es el que menos puedes aprovechar de todos.
Su mejor receta: aguacate mini relleno de manzana verde y salmón.