MasterChef ya conoce a los cinco finalistas de su octava edición, aunque el precio a pagar ha sido la expulsión de uno de los grandes protagonistas de los últimos meses, José Mari. Este músico y empresario ha destacado en su paso por el concurso tanto por su valía en los fogones como por su carácter luchador y, en muchas ocasiones, polémico, negándose a utilizar su pin de la inmunidad en más de tres ocasiones por estrategia y criticando al capitán de su equipo en algunas pruebas grupales, por ejemplo. "Estoy muy orgulloso de haber llegado hasta aquí, otra vez será", reflexionaba el expulsado, que se ha tomado con buen humor y deportividad esta derrota, avisando de cuáles podrían ser sus nuevos pasos: "Quizá pueda ir la edición celebrity y ganar". "Esta experiencia es la mejor de mi vida y la magia que transmitís, lo mejor que he vivido", ha insistido, con la pena de no haber podido dedicar un triunfo a su hija pequeña, la persona por la que se apuntó al talent culinario.
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José Mari ha vivido su peor jornada en las cocinas de TVE. En la primera de las pruebas, cuando los concursantes tenían que tratar de desarrollar un plato del mismísimo Jordi Cruz, el imitador de la edición no ha podido ni siquiera emplatar la creación. En la prueba grupal, ha estado también poco acertado. "Lo he hecho muy mal, horrorosamente mal", decía el expulsado antes de añadir: "Solo puedo pedir disculpar porque no he podido hacerlo bien. He fallado yo mismo, mi peor enemigo es el tiempo y los nervios", insistía. Luna tampoco ha tenido un buen programa y se ha sentido "totalmente avergonzada" de su cocinado, que finalmente ha sido un poco mejor que el de su compañero.
"Te has librado por la campana, has tenido mucha suerte", sentenciaba Pepe Rodríguez frente a la emocionada canaria. "Estoy feliz, emocionada, no me lo creo, no sé cómo he llegado", decía entre lágrimas la concursante, con los sentimientos a flor de piel, lo que casi ha provocado que el propietario del Bohío se sumara a su llanto. José Mari ha asegurado que se alegra mucho por ella. "Me gustaría que ganara Luna, pero los cinco son unos magníficos contrincantes que han estado a la altura, me ha encantado la verdad", han sido las últimas palabras del expulsado a las puertas de la final.
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El concurso ya conoce el nombre de los cinco finalistas que tratarán de ganar la octava edición. Ana, que partía con el delantal negro por dar demasiados datos en la pasada prueba de eliminación, ha sorprendido a todos haciendo perfecto el plato de Jordi Cruz y ganándose nada más empezar el título de finalista. Muy cerca se ha quedado Andy, destacado también por el jurado por el nivel de su plato. Todo le salía bien al joven abogado que, tras su desempeño en la prueba de grupos, esta vez sí ha conseguido su plaza.
Alberto, Luna e Iván han tenido que pasar los nervios de la prueba de eliminación, que finalmente acabó por condenar a José Mari. Una vez más la templanza del gallego le ha permitido hacer "un plato de final", que ha agradado especialmente a Samantha Vallejo-Nágera. "La tranquilidad, seriedad y buen cocinado me ha llevado a una final tan buscada. Estoy superfeliz", aseguraba el entrenador personal, un serio candidato a llevarse el título.