La televisión ha seguido su curso a pesar de la crisis sanitaria como consecuencia de la COVID-19. En los directos se ha recurrido a las conexiones por vídeollamada, los reality han improvisado nuevos formatos –como sucedió en la fase final de Supervivientes- y se han emitido los programas grabados antes de que se decretase el estado de alarma hasta que, poco a poco, se está volviendo a la normalidad. Es el caso de MasterChef, que anoche emitió su primer programa tras el aislamiento. Una gala singular y muy emotiva, pues ha mostrado cómo ha sido el reencuentro de los concursantes con sus familiares y seres queridos.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
La cuarentena sorprendió a los ocho aspirantes que aún optan a convertirse en ganadores de la edición dentro de las cocinas y se han visto obligados a convivir en una casa durante todo este tiempo. Sin grabaciones y alejados de sus familias, han pasado más de dos meses en estrecha convivencia, que anoche relataban en el primer capítulo post-covid grabado a finales de abril. "Estoy divinamente, hemos formado una familia", ha reconocido Juani a los jueces nada más arrancar el programa. Iván ha dirigido unos entrenamientos a los que "se han enganchado unos más que otros" y Ana ha asegurado que han practicado técnicas de cocina. Sin embargo, también han sido duras estas semanas y así lo aseguraba Michael, que ha echado mucho de menos a su marido. También Alberto y Luna se emocionaban, pero no eran los únicos.
Samantha Valejo-Nágera, Pepe Rodríguez y Jordi Cruz daban paso a los encargados de valorar el primer reto de la noche, que no eran otros que los familiares de los concursantes. Uno a uno fueron entrando mientras los aprendices se quedaban en shock y brotaban las lágrimas y la frustración a partes iguales por no poder acercarse a ellos, besarlos y abrazarlos. Pese a que hacía esfuerzos por mantener la compostura y no venirse abajo, el chef de El Bohío no ha podido contener la emoción y la cámara ha captado como sus ojos se humedecían por el conmovedor momento que se estaba viviendo en las cocinas de MasterChef.
Mantener la distancia de seguridad ha sido duro para los ocho concursantes, que se han cargado de energía y fuerza para afrontar los nuevos desafíos que están por venir a partir de ahora. Sin embargo, todo cambiará en la dinámica del espacio televisivo. Los jueces estarán separados, guardando el distanciamiento estipulado y ocupando todo el estrado. Una medida que se extiende a las diferentes pruebas, con especial atención a las de exteriores, en las que los grupos suelen estar muy juntos. A partir de ahora se dispondrá una mayor superficie de trabajo para asegurar las medidas de protección. No parece que vayan a llevar mascarillas pero sí se ha podido comprobar como los nuevos retos los cocinarán con guantes.