Reencuentros, enfrentamientos, lágrimas, nervios y... ¡muchas sorpresas! MasterChef 8 vivió una entrega repleta de emociones. Después de que Sonsoles abandonara las cocinas la pasada semana, ahora fue el turno de Sara Lúa, quien se despidió del programa tras no conseguir replicar un espectacular postre con muchas elaboraciones. "Me voy triste, pero no me caigo. Me voy orgullosa, feliz y contenta por lo que he conseguido en MasterChef", dijo la concursante tras conocer que tenía que colgar el delantal. La expulsión dejó muy tristes a sus compañeros, especialmente a Iván, quien no pudo evitar romper a llorar al decir adiós a su compañera.
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La noche comenzó con una de las pruebas más emblemáticas del talent, en la que los concursantes reflejan la competitividad y rivalidad existente entre ellos: la del robo de ingredientes. Uno a uno, los aspirantes fueron quitando productos a sus compañeros, hasta un total de diez de los 15 que inicialmente los jueces habían colocado en sus respectivas cestas. Para este reto, los concursantes recibieron la visita de Félix Gómez, finalista de la última edición de Masterchef Celebrity, quien se atrevió a cocinar con los ingredientes que Samantha Vallejo-Nágera dejó en su cesta.
En la prueba de exteriores, los concursantes se desplazaron hasta el Centro de Alto Rendimiento de Madrid, donde tuvieron que elaborar un menú ideado por Saúl Craviotto, ganador de la segunda edición de Masterchef Celebrity. Espuma de coliflor, crema de porrusalda, raviolis de boniato, merluza en salsa verde, pato con ragú de crestas, tarta de calabaza o cerezas salteadas fueron algunos de los platos que los aspirantes cocinaron para dar de comer a más de un centenar de deportistas de élite. Los comensales no dieron la "medalla de oro" a los concursantes, quienes, según el jurado, no estuvieron a la altura. Finalmente, Jordi, Samantha y Pepe decidieron salvar de la zona de peligro al equipo rojo y enviar al azul a la prueba de eliminación. Además, los jueces también se mostraron muy enfadados con la actitud de los exaspirantes y, por primera vez en la historia del programa, no quisieron que nadie regresara a la competición. "No queremos que nadie entre en nuestras cocinas por ser el menos malo. No regalamos delantales blancos", comunicó Jordi Cruz, dejando sin palabras a los concursantes.
El jurado, que considera que los aspirantes no están poniendo poniento toda la carne en el asador, llevó a las cocinas a cinco candidatos que se quedaron a las puertas de conseguir el ansiado delantal. En este reto decisivo, con Alejandra Rivas como invitada de excepción, Andy, Alberto, Michael, Ana y Sara Lúa tuvieron que replicar Infierno Rosa, un complicado postre a base de bizcocho, con fondo de ron y cúpula de caramelo. Concursantes y candidatos formaron parejas para cocinar y convencer a los jueces con sus recreaciones. Jordi, Samantha y Pepe fueron muy críticos con Ana, Alberto y Sara Lúa, mientras que destacaron las buenas elaboraciones de Michael y Andy, sobre todo la del joven abogado.
Sara Lúa cometió un grave error con el helado, que le costó su puesto en el programa. "Estoy mal porque no me he fijado en que todos metían el helado en moldes", se disculpaba la concursante. Ni el bizcocho ni la cúpula de caramelo gustaron a los jueces, que decidieron que Sara Lúa colgara el delantal definitivamente. "Alucino con la de errores garrafales que has cometido durante el cocinado. Me decepciona un montón", dijo Jordi Cruz a la octava expulsada de MasterChef 8. Andy fue el mejor de la prueba y, por consiguiente, subió a la galería junto a su pareja en el cocinado, Carlos, que se convierte en nuevo concursante de pleno derecho.