En contra de la creencia popular, la espirulina no es un alga, es una bacteria. Sin embargo, es mucho tiempo en el que llevamos de manera global clasificándola como tal e, incluso, comercializándola como tal. Lo que está claro es que, cada vez, todos aquellos amantes de lo healthy, lo incluyen con más frecuencia en sus recetas. Pero, ¿qué es la espirulina, cuáles sus beneficios y cómo puedo incluirla yo en mi dieta? Desde ¡HOLA! Cocina respondemos a todas estas preguntas por si te sumas a su club de fans. Créenos, al menos, por el divertido color que deja en tus platos, merece la pena probarla.
¿Qué es la espirulina?
Como ya hemos adelantado, la espirulina es una bacteria, aunque se ha venido clasificando como alga. La primera referencia que existe en España de este producto es a principios de los años 70, hablando de un alimento consumido por algunos pueblos del Chad, de intenso color verde o azul, que aportaba una cantidad de proteínas muy superior a la que consigues comiéndote un filete de carne de buey. Sin embargo, no tuvo mucho éxito. Algo que ha cambiado en una actualidad gastronómica en la que los superalimentos son el santo grial de aquellos que buscan cuidarse por encima de todo.
¿Cuáles son los beneficios de la espirulina?
Gracias a sus muchos nutrientes, los beneficios que la espirulina tiene para nuestro organismo son muy variados:
- Facilita la digestión, pues al carecer de celulosa, se consigue una absorción más fácil y rápida.
- Tiene una gran cantidad de minerales, como el potasio, el magnesio o el zinc, lo que tiene grandes beneficios para nuestra piel.
- Además, contiene gran cantidad de vitamina E y otros elementos con propiedades antioxidantes.
- Alto contenido en ácidos grasos poliinsaturados y proteínas (hasta un 65% de su composición), con un gran poder saciante.
¿Cómo puedo incluir la espirulina en mi dieta?
Podemos encontrar espirulina de forma desecada, en polvo o en forma de tabletas, aunque también puedes conseguirla fresca, pero es muy complicado en el mercado actual. Para incluirla en tus recetas, nosotros te recomendamos la espirulina en polvo, pues es mucho más sencillo hacerlo, pudiendo espolvorearla en cualquiera de tus ensaladas, incluirla en tus batidos o postres.
Paso a paso: smoothie de espinacas y plátano con espirulina
Si vas a iniciarte en el consumo de la espirulina, quizás lo mejor es hacerlo con un smoothie y una pequeña cantidad de este ingrediente, para acostumbrarte a su sabor. Combinarlo con un plátano, sin duda, puede ayudarte a ello.
Paso a paso: porridge de avena con espirulina y frutas
Un porridge es uno de los desayunos de origen anglosajón que con más fuerza ha entrado en nuestra dieta, con lo que te proponemos mezclarlo con mucha fruta y un poco de espirulina, para aumentar así su contenido en minerales y vitaminas.
Paso a paso: smurf latte
Este café es uno más de los que se suben al carro de los colores, desde el pink latte hasta el golden latte, pasando por otros que parecen darse la vuelta, como el actualmente viral dalgona latte. No es ni más ni menos que un café con leche y un poco de espirulina: bienvenido blue latte.
Paso a paso: pudín de chía con espirulina
Una receta muy primaveral que nos lleva a crear pequeños yogures, mezclados con chía y un poco de espirulina, y coronados con unos frutos rojos y unos higos que endulzan y mucho.
Paso a paso: smoothie bowl con espirulina, plátano y kiwi
Por último, quizás una de las recetas más completas de este artículo, en la que también utilizamos semillas de chía, pero esta vez en formato de bol y con mucha fruta fresca, además de frutos secos que puedes variar según tus gustos.