MasterChef continúa con emoción y nervios. Pepe Rodríguez, Samantha Vallejo-Nágera y Jordi Cruz han tenido que decir adiós, muy a su pesar, a una de las concursantes más carismáticas de esta octava edición, Sonsoles. Esta farmacéutica se había ganado a los seguidores del concurso gracias a su simpatía y educación, que la llevó incluso a emocionarse cuando defendió a su amiga Teresa de los ataques de Saray. Ha sido precisamente contra la economista su último duelo en los fogones del programa TVE. Aunque había mostrado grandes dotes culinarias, el último de sus platos le ha jugado una mala pasada. "Hay muchos defectos en tus elaboraciones. Has hecho un plato fallido y malo", aseguraba el dueño de El Bohío. Ni Jordi ni Samantha le han quitado la razón a su compañero, destacando que ni el sabor, la estética y las técnicas utilizadas salvaban su último intento de continuar una semana más en MasterChef.
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Con resignación, Sonsoles admitía que no había sido su mejor día. "Me voy de aquí superfeliz con la mochila llena de cosas muy bonitas... Con grandes compañeros y con un gran equipo que está detrás de las cámaras, que me lo habéis hecho muy fácil", decía la expulsada, en una despedida que ha emocionado tanto al jurado como a los concursantes. A sus 43 años, esta farmacéutica es la primera concursante con discapacidad física que participa en MasterChef. "Ya es hora de que una televisión pública y un programa como MasterChef, con los valores que inculca, normalice personas en sillas de ruedas o con algún tipo de discapacidad, sin darnos ningún trato diferencial", dijo en su presentación. Un accidente de tráfico 20 años atrás causó su actual situación.
Jordi Cruz, chef experto en técnicas modernas como ahumar, gasear o gelificar, impuso el uso de estas en la prueba eliminatoria después de que su grupo fallara en la de exteriores. El miembro del jurado perdió su particular duelo ante Pepe Rodríguez, ya que su grupo sí ejecutó mejor un menú de cocina tradicional que les sivió para salvarse. Luna, Teresa, Ana, Sara Lúa, Andy, Alberto y Sonsoles fueron los seleccionados para la prueba final. Tras realizar diferentes elaboraciones en pareja, y con la visita sorpresa de Teresa, subcampeona de la pasada edición de MasterChef, Sonsoles, Teresa y Luna se jugaron el permanecer como aspirantes.
Luna ue la primera en salvarse. Esta profesora de yoga, siempre risueña y cálida, consiguió continuar una jornada más en las cocinas del concurso. Su plato fue el mejor de la cata, aunque no tuviese un nivel excelso, como aseguró el jurado. Así, Teresa y Sonsoles se batían en duelo. A pesar de la estética horrible del menú de la economista, Samantha destacó el gran sabor de su elección. Pero la expulsada se iba de MasterChef sin consuelo, ya que había fallado en todos los aspectos de la prueba. "No hay límites", decía, visiblemente emocionada, la expulsada de la noche, que todavía podrá volver a participar en la tradicional repesca.
La nueva cara de Juana y la tensión por la capitanía
Juana, la concursante más querida por el público, mostró una faceta desconocida en las últimas semanas que se acentuó en esta jornada. Lejos de su simpatía habitual, la mujer no tiene problemas a la hora de señalar a enemigos como Michael y a la hora de tejer estrategias para beneficiarse o perjudicar a sus rivales. Una decisión que la audiencia también aprobó a través de las redes sociales. Además Juana tuvo el privilegio de cocinar junto a Yolanda Ramos, invitada celebrity del día.
La prueba de exterior estuvo marcada por una nueva norma, que permitía a los aspirantes "destronar" a los capitanes si había mayoría favorable. Tras un fallo garrafal (poner pimentón a las patatas riojanas), Iván se la jugó a Luna con una "moción de censura" que le convirtió en nuevo capitán.