MasterChef vuelve a sorprender una semana más. Si todavía hay polémica por la expulsión de Saray, ahora el equipo se ha quedado roto por la marcha de Fidel. Una tristeza que ni la visita de Boris Izaguirre, doble participante en la versión Celebrity, pudo arreglar al final de la noche. El músico de 36 años despertó el cariño tanto de sus compañeros como de la audiencia con su simpatía. "Nací con seis meses, me falta un hervor", llegó a decir en su presentación en el programa. Su marcha fue más triste aún al saber que, en gran parte, él no tuvo la culpa de su expulsión. En una experiencia y prueba de eliminación jamás vista en todas las ediciones de MasterChef, los delantales negros, Fidel, Alberto, Iván, Andy, Ana y Luna, no cocinaron para tratar de salvarse. Fueron los blancos, elegidos por azar, los que se encargaron de hacerlo por ellos. José Mari cocinó por Iván; Juana, por Alberto; Teresa, por Fidel; Michael, por Ana; Sonsoles, por Luna; y Sara Lua, por Andy. La economista no se imaginó cuando le dijeron que tenía que cocinar un guiso de corazón que iba a vivir "el peor momento de su vida".
Sin apenas instrucciones de Fidel, Teresa se enfrentó a un plato complicado. Desde la cata final se pudo ver lo difícil que lo iba a tener el músico para permanecer una semana más en el concurso. "No es un problema de chicle, que lo está, es un problema de concepto", opinó Pepe Rodríguez, que fue especialmente crítico con la grasa utilizada para cocinarlo: "¿Por qué guisarlo en dos o tres dedos de grasa? No lo has guisado, lo has bañado en aceite". Las esperanzas para Teresa eran que Ivan y Luna fueran candidatos a salir por el mal cocinado de José Mari y Sonsoles.
El peor golpe para la concursante se lo llevó de Samantha Vallejo-Nágera, que se mostró muy crítica: "El problema es que no sabe cómo se hace, y en vez de ser humilde y decir no lo sé hacer...". Los ojos de Teresa comenzaron a inundarse al darse cuenta que, por su culpa, Fidel iba a abandonar MasterChef. Boris Izaguirre, que desveló que compartió sesiones de trabajo con el concursante en Barcelona, le dijo que debería haber hablado más, haber mostrado más carácter en las cocinas. Jordi Cruz también achacó responsabilidad al expulsado: "Te lo diré de otra forma, preocuparse. Falta algo que en MasterChef que es básico: actitud". A juicio del de Manresa, el músico no hizo nada por dar instrucciones a su defensora. "Este plato no se puede comer", sentenció Cruz. El chef también fue el encargado de dar respuesta a los concursantes que tacharon la prueba de injusta, argumentando que en los restaurantes los compañeros también dan la cara por todos si hay emergencias.
Los peores presagios se confirmaron cuando Pepe Rodríguez señaló a Fidel como el expulsado. Con buen gesto y respetuoso, saludó al jurado y a sus compañeros. Teresa ya estaba totalmente hundida. "Para mí esta experiencia ha sido la peor de mi vida, haberle fallado a un compañero es lo peor que puede pasar", dijo con lágrimas en los ojos la catalana, que se quejó de su mala suerte. "Yo nunca lo había cocinado, nunca me ha gustado la casquería, nunca la he comido. No es justo", insistió. En un gesto muy aplaudido en redes sociales, Fidel quiso consolar a su fallida defensora: "Es mi culpa. Me sabe fatal ver así a Teresa, porque ha puesto todo el corazón en mi plato. No pasa nada cariño".
Como llegó, Fidel se marchó del concurso con la vista puesta en la repesca. "Estoy triste porque me he ido, pero me llevo el haber conocido a gente maravillosa que espero llevarme a la tumba", dijo el ya exconcursante, que no le guarda ningún tipo de rencor a Teresa. "MasterChef es una experiencia maravillosa, que animo a que todo el mundo a que le guste la cocina que se apunte. Al final es un juego que tenemos que tomárnoslo bien", declaró en sus últimas palabras en el concurso.