Este lunes llegaba a TVE una nueva edición del mítico concurso de cocina MasterChef. La edición número 8, para ser más exactos. Lo ha hecho con varias novedades, sorpresas y, de nuevo, una hornada de ilusionados aspirantes dispuestos a todo para hacerse con el premio final. Por el camino, delantales blancos, delantales negros y tres miembros del jurado que ya son veteranos. Samantha Vallejo-Nágera, Jordi Cruz y Pepe Rodríguez vuelven con unas cuantas ediciones acumuladas a sus espaldas -entre ediciones de anónimos, de Junior y de Celebrity-, repartidas en ocho años, los mismos que hace que el dueño del restaurante El Bohío vivió uno de los momentos más duros de toda su carrera profesional.
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Entrevista a Jordi Cruz: "Estos días hago ejercicio, limpio la casa y cocino mucho"
"Cuando me llamaron para ser juez estaba pasando el momento más crítico de mi vida. No sabía si seguir o no con El Bohío -su restaurante situado en Illescas-. Hoy, ocho años después, acabo de reformarlo y tiene más salud que nunca. Así que solo puedo corroborarlo: MasterChef cambia vidas", comentaba Pepe Rodríguez nada más arrancar la presente edición, mientras recorría, como sus compañeros en el programa, un trayecto en limusina hasta el lugar en el que se rueda el talent show.
Un día en 'El Bohío': Pepe Rodríguez nos abre las puertas de su prestigioso restaurante
Más allá de los fogones de MasterChef y de El Bohío, no muchos saben que Pepe Rodríguez está casado con la que fue su novia de toda la vida, Mariví, con la que tiene tres hijos. Junto con su hermano Diego (jefe de sala) constituye la tercera generación del restaurante manchego. Fue su abuela Valentina quien fundó el local. Ella y su hermana. Después llegó su padre, Diego -quien por cierto comenzó su trayectoria profesional como fotógrafo taurino- y luego él. Aprendió de los grandes, entre ellos Martín Berasategui y Ferrán Adriá, con los que ha vuelto a coincidir en el plató de MasterChef en los últimos años.
No ha sido el único al que el espacio televisivo le ha supuesto un cambio drástico. A todos los concursantes, pero especialmente a los ganadores, también les ha cambiado la vida para bien. "Después de salir de MasterChef, después de ganar, monté un foodtruck. Luego me casaron, me casé. Montamos Raíces, un restaurante en Talavera. Después de dos años nos han premiado con un Sol Repsol. Esta profesión es magnífica, la mejor profesión del mundo", comentaba este lunes Carlos Maldonado. "Ahora tengo mi propio restaurante que se llama Roto y, por lo visto, los sueños se cumplen", añadía por su parte Jorge Brazález.