La bruschetta nace en Italia como plato pobre. Los campesinos de las zonas rurales aprovechaban así el pan duro de los días anteriores y lo tostaban para darle una segunda vida. Aunque, en realidad, no hay un punto fijo en el mapa en el que situar su origen, pues cada región tiene su propia receta. La más clásica de todas es la que se hace con tomates maduros, de cierto sabor dulce, un fuerte aroma a ajo y bien regada de aceite de oliva virgen extra. Tres ingredientes que tienen en común las versiones más tradicionales.
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Sin embargo, si nos adentramos en la Toscana, las carnes y embutidos se animan la receta, en Sicilia se utilizan los pequeños tomates de Pachino y en Parma utilizan, cómo no, mozzarella y jamón de la región. Tomates secos, queso parmesano o Pecorino y alcachofas, pero siempre ingredientes frescos de la más alta calidad, pues para eso ponemos como base una rebanada de pan y dejamos que estos pongan todo el sabor al plato.
Un sabor que, generalmente, es salado (actualmente son la reina de los aperitivos y cócteles que los italianos acostumbran a disfrutar cada tarde), pero que también puede ser dulce para desayunar o merendar, utilizando, por ejemplo, fruta, queso fresco y miel. Por tanto, su versatilidad es inmensa. De ahí nuestro interés creciente por ellas. Eso sí, tan solo una regla fija: el pan siempre crujiente y, si puede ser, casero.
Recetas fáciles de bruschettas italianas
Empezamos con la más clásica de todas, añadiéndole un queso mozzarella y unas hojas de rúcula. Perfecta para cualquier hora del día, aunque nosotros la preferimos como snack de media mañana.
Paso a paso: bruschetta clásica de tomate y mozzarella
Una bruschetta que puede funcionar perfectamente como desayuno o merienda y que es perfecta para acompañar con una infusión de té verde.
Paso a paso: bruschetta picante de ricotta y miel
La sorprendente combinación del pulpo y el queso parmesano (no tanto para los italianos) nos regala esta receta que nosotros elegimos para disfrutarla en la cena.
Paso a paso: bruschetta de pulpo y queso parmesano
Otra opción dulce con fruta fresca, requesón y miel, de la que puedes prescindir gracias al dulzor que ya le aportan las peras. Un bocado delicioso para media tarde que variar con unas manzanas e higos.
Paso a paso: bruschetta dulce de peras, requesón y miel
Por último, una bruschetta con base de verduras y un bonito en conserva que le aporta la carga proteica que necesitamos. Por eso, nos quedamos con ella para nuestra comida en la oficina.