Lo confesamos, somos auténticos fanáticos de la pizza. En todas sus versiones. Bueno, no, salvo con piña. Ninguno de nosotros ha sido capaz de elegir una entre millones a la primera. Y ninguno de nosotros somos capaces de decirle que no a un pedazo si llega caliente y recién hecha a redacción. Todos tenemos un lugar al que ir si queremos disfrutar de una buena de verdad (dentro y fuera de nuestras fronteras) y, aunque no coincidimos, vamos anotando todas las aportaciones para nuestra puntuación personal. En esta larga conversación, que nos ha dado para varios ratos, nos hemos dado cuenta de varias cosas:
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- Que lo primero de todo ha de ser una buena masa, crujiente y fina.
- Que nos importan muchísimo los ingredientes de calidad: pocos, pero bien seleccionados.
- Que no nos ponemos de acuerdo, ni nos pondremos nunca, en con qué acompañarla: los hay que se abren un tercio de cerveza, que hablan de, sí o sí, una Coca Cola, que le intentan buscar un vino como pareja y que se atreven, incluso, a proponer un champagne.
- Pero, sobre todo, que a todos nos gusta más hacerla con nuestras propias manos que pedirla a domicilio o salir a comerla fuera. Por eso, más que darte nuestra ruta (que también la tendríamos; interesados, pónganos un mensaje), te vamos a desvelar cuáles son nuestras favoritas para que las hagas en tu casa.
La pizza de Alicia Iglesias: romana con pepperoni
Para que una pizza me seduzca ha de estar elaborada con una buena masa casera, que destaque por su calidad. Así que... ¡lo confieso!, la pizza romana es mi favorita: crujiente y fina, pero consistente. Además, en esta receta, el pepperoni aporta un toque picante perfecto, consiguiendo no dejar indiferente a nadie. Aunque quizás uno de sus secretos también se esconda en la salsa de tomate, clásica y exquisita a partes iguales. Morder esta delicia italiana es transportarte directamente hasta allí. ¿Quién no quisiera viajar a Roma de un bocado?
Paso a paso: pizza romana con pepperoni
La pizza de Iraide Almudí: la clásica margarita
Porque es la madre de todas las pizzas. Porque muchas veces, hacer lo más sencillo es lo más difícil. Por su gloriosa combinación de sabores: tomate, mozzarella y albahaca (¿para qué ‘maquillaje extra’ ante semejante trío de ases?) Porque es una infalible vara de medir: si en una pizzería la preparan bien, es probable que el resto de pizzas de la carta también merezcan la pena. Porque cuando cocinas una en casa y su olor empieza a impregnarlo todo, sabes que tu día -tu vida- solo puede ir a mejor. Porque a los clásicos, r-e-s-p-e-c-t. Por todo eso, Margarita se llama mi amor.
Paso a paso: pizza margarita
La pizza de Marta Romero: con rúcula y calabacines
Como no podía ser de otra manera, yo que soy (a veces) la healthy del equipo busco compensar los hidratos de carbono de la masa con un poco de verdura y una buena dosis de proteína. De ahí que haya elegido esta receta. Tiene como ingredientes una de mis verduras favoritas, el suave calabacín, además de una importante cantidad de mozzarella, a la que no puedo decirle nunca que no. Soy una auténtica fan del queso. Como de las aceitunas, que, si son negras, mejor. Y si la salsa de tomate que unta su base es casera y sin azúcares añadidos, puedo decir que esta es, definitivamente, mi crush italiano.
Paso a paso: pizza con rúcula y calabacines
La pizza de César González: piparras y pepperoni
Lo más importante de una pizza para mí es la masa. Me gusta fina, que no se quede empapada por la salsa y esté crujiente en los bordes. Una vez conseguida esa masa perfecta, pasamos a la siguiente fase: el tomate. Si la hago en casa me gusta utilizar uno especial para pizzas de Mutti o elaborarlo yo mismo, despacito para cocinarlo bien y quitarle toda la humedad posible. Luego el queso y acompañamientos: mozzarella de la buena a discreción y un poquito de picante: longaniza italiana, salami o pepperoni y unas piparras. What else?
Paso a paso: pizza con pepperoni y piparras
La pizza de Susana Baticón: simplemente la buena masa
Me resulta difícil elegir una sola. Soy una fan total de esta comida italiana en todas sus variedades. Las prefiero hechas al horno de leña, con masa fina y crujiente, una buena salsa de tomate casera, extra de queso y sin demasiados ingredientes, pero si hay pizza, ¡no me puedo resistir a ninguna! Me parece uno de los mejores inventos gastronómicos de todos los tiempos y me apetece casi siempre. Incluso, de vez en cuando, hay sitio entre mis preferencias para la versión de masa más gordita y esponjosa. Sin embargo, para hoy voy a elegir empezar por lo bueno: cómo hacer de forma casera la más clásica.