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Digital Cover cocina© Cortesía

8 mujeres chefs nos comparten sus recetas familiares

En este 8 de marzo celebramos a las mujeres que han convertido la cocina en un legado de amor, tradición y pasión.


8 de marzo de 2025 - 10:00 CET

Desde hace tiempos inmemorables, la cocina ha sido un refugio donde las mujeres han bordado historias con hilo de especias, transmitido secretos al calor del fuego y han bordado historias que saben a hogar y que se han transmitido de generación en generación. Nuestras madres, abuelas y bisabuelas convirtieron la cocina en un refugio, un escenario invisible donde las manos femeninas amasaban pan con la misma ternura con la que acariciaban sueños. Removían caldos como quien remueve emociones y horneaban esperanzas que, muchas veces, nunca cruzaban las paredes del hogar. 

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Pero el tiempo lo ha cambiado todo. Ese espacio íntimo ha dejado de serlo para expandirse, y ahora, esas mismas manos que un día cocinaron solo para los suyos, encienden los fogones de los grandes restaurantes, firman libros de recetas que llenan estanterías y protagonizan programas de televisión que no solo enseñan a cocinar, sino también a soñar. La cocina ha dejado de ser un rincón escondido para convertirse en un escaparate de talento, pasión y memoria.

Sin embargo, hay algo que nunca ha cambiado: la magia de las recetas que van pasando de generación en generación. Esos platos que nacen en las cocinas familiares, se heredan y resisten al tiempo, manteniendo el mismo aroma y el mismo sabor que cuando los preparaban nuestras personas favoritas. 

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Para este día tan especial, rendimos homenaje a 8 mujeres que brillan en el mundo de la cocina, no solo por su talento, sino por el vínculo personal con sus raíces culinarias. Les preguntamos por esa receta infalible que reúne a todos en la mesa y, más allá del plato, la historia que guarda: ¿un legado familiar, una creación propia o un accidente feliz convertido en tradición?

Si quieres conocer el paso a paso de estos platos... En ¡HOLA! Cocina, te los iremos desvelando a lo largo de esta semana. Cada día, compartiremos una de las recetas familiares que estas 8 chefs atesoran, con todos los detalles para que puedas recrearlas en casa. Porque detrás de cada plato, hay una historia que merece ser contada... y cocinada. 

1. Susi Díaz: Corazón de alcachofa relleno de gamba roja y cebolla

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En la cocina de Susi Díaz, cada plato es un viaje a sus raíces. Dueña y chef de La Finca en Elche desde hace 36 años, su amor por la gastronomía nació de las enseñanzas de sus abuelas, quienes le inculcaron el respeto por el producto y la importancia de la temporalidad.

El corazón de alcachofa relleno de gamba roja y cebolla es más que una receta: es un homenaje a su infancia. "Esta receta siempre triunfa en mi casa. La hacían mis abuelas, luego mi madre, y ahora la he llevado al restaurante, modificada, sí, pero con el recuerdo de ellas en cada bocado", cuenta Susi.

Media Image© Susi Díaz

Criada en una tierra de verduras, aprendió de su abuela Lola a elegir las mejores alcachofas: “Susi, escoge las que estén bien cerraditas”, le decía en el mercado. Aquella fue su primera lección de sostenibilidad, mucho antes de que la palabra estuviera de moda. Hoy, esta receta combina el sabor de la tierra con el toque delicado del mar, uniendo tradición y creatividad. Un plato que no solo alimenta el cuerpo, sino también el alma.

2. Ana Iglesias: El pastel de carne de su mami

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Hay recetas que saben a hogar, a recuerdos que se transmiten de generación en generación. Para Ana Iglesias, ganadora de la octava edición de MasterChef, el "pastel de carne de mi madre" es mucho más que un plato: es un vínculo familiar.

Es la receta que siempre ha estado presente en su vida, la que preparaba su abuela, la que su madre cocinaba cada vez que intuía que Ana tenía un día triste o, simplemente, cuando sabía que iría a visitarla tras haberse independizado. Un gesto de amor envuelto en capas de carne, especias y ese sabor inconfundible que solo da el tiempo y la tradición.

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Ahora, con su hija Carlota y un segundo bebé en camino, este pastel ha tomado un significado aún más especial. Ana continúa la tradición familiar, con la esperanza de que algún día sus hijos también asocien el aroma de este plato con la calidez de su hogar. Porque las recetas más queridas no solo alimentan el cuerpo, sino que nutren el alma.

3. Pepa Muñoz: El cocido, pero 'no uno cualquiera'

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Pepa, cocinera de alma y corazón, tiene un plato que reina en su mesa familiar: 'el cocido de mami'. Aunque sus raíces andaluzas la vinculan más a pucheros y potajes, ha creado su propia versión, un cocido que ha conquistado a sus hijas —incluso a Lola, que desde Estados Unidos, lo primero que pide al volver a casa es este reconfortante guiso—.

El secreto, según ella, está en la tradición y el cariño que pone desde la elección minuciosa de los ingredientes: garbanzos de Brunete, carnes seleccionadas con mimo (como el morrillo de la vaca aguileña o la falda de ternera rosada) y un toque especial con las bolas de relleno, hechas a la manera del sur, con pan, ajo, perejil y huevo. Todo cocido lentamente en lumbre y en olla de barro.

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Pero el cocido de Pepa va más allá del plato principal. Es cocina de aprovechamiento: con las sobras, prepara croquetas, canelones, lasaña o una deliciosa crema de verduras. "Casi podríamos estar comiendo cocido toda la semana", dice entre risas. Y es que para ella, cada cucharada no solo sabe a caldo, sino a recuerdos, a familia y a esa magia que solo la cocina tradicional puede ofrecer. ¿Su ilusión? Que sus hijas cocinen esta receta con el mismo cariño que lo hace ella

4.  Martina Puigvert Puigdevall: Flor de miel y requesón, nueces, ratafía

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La chef Martina Puigvert Puigdevall nos presenta un postre que encapsula la esencia de su hogar y su cocina: una versión actualizada del clásico 'Mel i mató', un dulce profundamente arraigado en su tierra. En el restaurante Les Cols, la naturaleza es la fuente de inspiración, y cada plato busca transmitir el paisaje que las rodea.

La base del postre combina el requesón servido de forma tradicional y en helado, acompañado de nueces garrapiñadas y un delicado praliné de nueces. El toque sorprendente llega con la gominola de ratafía, un licor obtenido tras la maceración de 40 hierbas aromáticas y nueces verdes, dejadas a sol y serena durante 40 días. Todo ello coronado con una suave espuma de miel y una flor comestible.

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Más allá de sus ingredientes, este postre tiene un ingrediente especial: el amor familiar. Les Cols es un proyecto familiar que comenzó hace 34 años de la mano de Fina Pigdevall Nogareda, madre de Martina, y que hoy cuenta con los cinco miembros de la familia trabajando codo a codo. Un postre que no solo sabe a miel y nueces, sino también a raíces, a tradición y a esa conexión única con la naturaleza que define su cocina.

5. Cristina Oria: El flan de leche condensada de su madrina

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El flan de leche condensada de Cristina Oria es mucho más que un postre: es un viaje directo a su infancia, a esos momentos compartidos con su madrina, una figura clave en su vida. "Me lo preparaba mi madrina, que ahora está malita, y me da muchísima pena porque ha sido una persona importantísima para mí", nos confiesa la chef. Esta receta, sencilla, pero sublime, combina solo tres ingredientes, demostrando que a veces lo más simple es lo más delicioso.

Cristina Oria es cocinera y empresaria y acaba de recibir una de las Medallas de Honor de Madrid, que otorga el Ayuntamiento.© Cristina Oria

Hoy, Cristina ha convertido este flan en una tradición familiar, preparándolo junto a sus hijos. 'Les gusta tanto que, cuando lo hacemos, se comen la mezcla a cucharadas antes de que llegue al horno', nos confiesa entre risas. Aunque es algo que les tiene "prohibidísimo".

6. María José Martínez: Perdices en escabeche de su abuela Josefa

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María José Martínez, chef y propietaria de Lienzo, es una de las grandes defensoras de la gastronomía sostenible. Su pasión por la cocina se refleja en cada plato que crea, y su restaurante ha sido reconocido con la Estrella MICHELIN. Uno de los platos más especiales para ella son las perdices en escabeche, una receta heredada de su abuela Josefa. 

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"Ella fue inmigrante en Francia y se trajo una enciclopedia de cocina. Siempre nos pedían que preparara este plato, especialmente con croutons y cebollita perla. Es una maravilla", nos explica. En su hogar, rodeada de cazadores de caza menor, las perdices se convertían en una ocasión perfecta para compartir en familia, una receta llena de recuerdos y tradiciones que sigue viva hoy en su cocina.

7. María José San Román: Arroz Negro con Verduras y Hortalizas

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María José San Román, chef y referente de la cocina mediterránea, encuentra su inspiración en el entorno que la rodea: el Mediterráneo español. "Es una fuente inagotable de inspiración", dice. Su restaurante Monastrell, que abrió en 1996, ha sido un espacio donde la creatividad y el respeto por la tradición se han fusionado, llevando su cocina a lo más alto.

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Uno de sus platos más queridos, el arroz negro con verduras y hortalizas, nació de una improvisación en su casa de Alicante. Mientras cuidaba a sus nietos, utilizó productos frescos del Huerto Terramón para preparar un arroz negro que, por su éxito, acabó en la carta de la Taberna del Gourmet. Este plato refleja su filosofía: cocina de producto, sostenible y con un toque de cariño y tradición. "Cocinar es un acto de amor y compromiso", afirma María José, y eso se nota en cada bocado que ofrece en sus restaurantes.

8. Lucía Freitas: La tarta de queso de su abuela Manuela

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Lucía Freitas recuerda con una sonrisa ese primer encuentro culinario que marcó su vida, una experiencia que se tejió con los aromas y sabores de su abuela Manuela. "Mi abuela cocinaba increíblemente bien", dice con nostalgia. Entre sus muchas maravillas en la cocina, había una tarta de queso que se convirtió en el alma de sus memorias más queridas. Era un semifrío de queso fresco, suavemente cuajado con gelatina de limón, un postre sencillo pero delicioso que llenaba la casa de risas y cariño.

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Hoy, esa receta icónica ha evolucionado en las manos de Lucía, transformándose en una joya de la cocina de su barra gastronómica, Lume. "La tarta de queso de mi abuela, ahora modernizada, es una oda a esa simplicidad que nunca se olvida", comenta con orgullo. La mezcla de tradición y modernidad se eleva en su versión, donde el helado de violeta y un merengue seco, elaborado con los mismos caramelos que compartían de niños, dan vida a un postre que transporta a quien lo prueba a un mundo de recuerdos dulces y delicados. Una tarta que no solo conquista el paladar, sino que también captura la esencia de su familia, su infancia y, por supuesto, el amor por la cocina.

La magia de estas recetas no termina aquí...  Recuerda, que a lo largo de esta semana, en ¡HOLA! Cocina, compartiremos cada día el paso a paso de cada uno de estos platos llenos de historia y sabor. Porque una de estas elaboraciones guarda un pedacito de memoria familiar, y queremos desvelar sus secretos poco a poco, como quien va descubriendo las páginas de un libro muy especial. No te pierdas esta cita diaria con el corazón de la cocina. 

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