Los dos se producen en la provincia de Cádiz; los dos se elaboran con la variedad de uva Palomino fino y presentan un color amarillo pajizo; los dos tienen una crianza llamada ‘biológica’ y se producen bajo el mismo sistema de criaderas y soleras (en este artículo os contábamos de forma muy visual en qué consiste ese tipo de crianza)… Entonces, ¿en qué se distinguen exactamente el vino Fino y la Manzanilla?
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Pues bien; su mayor elemento diferenciador tiene que ver con la geografía. Y es que, para que un vino sea calificado como Manzanilla solo puede elaborarse en las bodegas situadas en Sanlúcar de Barrameda. Y son las particulares condiciones climáticas de esta ciudad (situada en la desembocadura del río Guadalquivir), de temperaturas suaves y una alta humedad, las que dotan a la Manzanilla de unas notas gustativas únicas, frescas y salinas, que no se presentan en los Finos. Tanto es así, que la Manzanilla cuenta incluso con su propia Denominación de Origen.
Hecha esta aclaración, queríamos hoy hablaros de las particularidades de la Manzanilla porque el calendario gastro celebra cada 26 de junio el Día Mundial de este vino. Un caldo que, según los expertos, debe tomarse muy frío (entre 6 y 8º C) y que tiene un recorrido gastronómico mucho más prolongado del que a veces pensamos.
Efectivamente, su imagen queda en ocasiones reducida a opción de ‘aperitivo de feria’ y poco más cuando, maridado con ciertos platos, nos ofrece combinaciones de sabor realmente interesantes. He aquí algunas pistas en este sentido que nos ofrecen desde el Consejo Regulador de ‘Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda’.
- Quesos: para los amantes del queso, la Manzanilla es una opción a tener más que en cuenta como alternativa de maridaje. Desde quesos nacionales de pasta blanda, como el de Tetilla, San Simón o Mahón hasta quesos blancos y suaves, como el de Burgos, que gana puntos gracias a las notas frutales de la Manzanilla. Otra combinación ganadora la protagoniza el queso Payoyo de oveja con este vino, un matrimonio en el que resaltan ambos sabores y el resultado es perfecto.
- Jamón y langostinos: otras ideas infalibles de maridajes son el jamón ibérico o los langostinos de Sanlúcar, que parecen estar hechos para disfrutarse con una copa fría de Manzanilla.
- Platos marineros: Precisamente las notas salinas de la Manzanilla hacen que su combinación con productos del mar funcione bien. Así, la paella de marisco, las almejas a la marinera o el pulpo a la gallega son, por ejemplo, parejas perfectas para acompañar a una Manzanilla.
- Cocina internacional: la Manzanilla puede ser también es una gran elección en el caso de algunos platos de cocina internacional. Es el caso de platos los Dim Sum chinos, los ceviches de Perú o los jalapeños típicos de México (para potenciar el ácido o el picante).