Cada vez falta menos para que MasterChef elija al ganador de su séptima edición y los jueces lo tienen cada día más difícil. Los seis aspirantes - de los dieciséis que entraron el primer día en los fogones- continúan evolucionando y en sus platos se puede apreciar todo lo que han aprendido durante los dos meses y medio que llevan de concurso. Anoche, durante el décimo episodio del talent de cocina, los cocineros demostraron de nuevo sus habilidades en las cocinas del programa. Teresa fue la mejor de la primera prueba, para la que cocinaron distintas piezas de carne. Como premio, la aspirante obtuvo una especial doble recompensa: un delantal dorado que con el que consiguió la inmunidad, y la inclusión su plato en la carta del Restaurante MasterChef durante todo el verano.
Teresa fue la mejor cocinera, pero no la mejor líder a la hora de dirigir los dos equipos en la prueba de exteriores. Los concursantes se desplazaron a Zamora, donde cocinaron ante un selecto club de comensales de la zona, que degustaron los preparados, nada más y nada menos, que en los jardines de su catedral, joya del románico. Hummus de manzana asada con sesitos de lechazo en tempura y vinagreta de pistacho; steak tartar de Ternera de Aliste con patatas soufflé; bacalao a baja temperatura con pimientos al carbón y melocotón al vino de Toro con helado de queso zamorano fueron los platos preparados por las formaciones, cuyos concursantes fueron valorados de forma individual.
Solamente Carlos conseguía librarse de las nominaciones. Aleix, Samira y Valentín deberían enfrentarse en la tercera y última prueba de la noche junto con Aitana, que había recibido a principio de programa un delantal negro por parte de los miembros del jurado. Ante esta situación, e intentando asumir algo de responsabilidad, Teresa decidió cocinar junto a ellos en la eliminatoria. "Sé que había ganado el delantal dorado, pero me merezco ir a eliminación y os lo voy a pedir. El capitán tiene que ser consecuente con lo que hace y lo merezco", decía la concursante.
Para este reto, los aspirantes cocinaron por parejas y por turnos ante la atenta mirada de Martín Berasategui. El que mejor superase el reto se salvaría, mientras que el que peor lo hiciera volvería a enfrentarse con otro concursante. Teresa retó a Aitana y ganó; esta lo hizo con Aleix y también le superó y este, lo hizo con Valentín, que finalmente terminó batiéndose en duelo con Samira. Los platos de ambos estuvieron muy a la altura de las expectativas de los jueces del concurso. Tanto, que no pudieron expulsar a ninguno de los dos. "Nos lo habéis puesto muy difícil. Estamos sorprendidos por lo bien que habéis trabajado, porque es muy difícil encontrar una diferencia entre los dos. Ninguno de los dos platos estaba como para irse, por lo que no podemos echar a nadie. Los dos merecíais quedaros, por lo que no puede irse ninguno", señalaban los chefs mientras sorprendían con esta decisión nunca antes vista en la historia del programa.