MasterChef volvía a las pantallas tras el parón para continuar dando sabor a las noches de los martes. Una cita con la cocina que se saldaba con el cuarto expulsado de la séptima edición, Laly, quien, sin embargo, empezaba el programa de la mejor manera posible. Lo hacía ganado la primera prueba y colgándose el delantal de capitana para el desafío de equipos tras ser la primera en completar con éxito un guiso de pichón. Con la ayuda de los consejos del invitado de la noche, el chef Jesús Sánchez del restaurante El Cenador de Amos, ubicado en Villaverde de Pontones (Cantabria), los aspirantes se enfrentaron a una receta que fue un fracaso de manera generalizada. No fueron pocas las críticas que recibieron los aprendices, especialmente duras en el caso de Osiris o Marcos. "Esto no es un pichón, es un chicle. Cambia la marcha, porque algo no está funcionando" le reprendió Jordi Cruz al primero, mientras que con el segundo, el catalán hacía algo que no había hecho nunca, evitar dar su opinión: "No voy a valorarte, porque creo que va a ser contraproducente. No te voy a decir nada que te sume".
De esta manera, Laly y Valentín pasaban a la prueba de exteriores como capitanes de los equipos, que se trasladaban a Úbeda para asumir un reto inédito en la historia de MasterChef: cocinar para 210 comensales. Una prueba no exenta de contratiempos, pues parte del postre del equipo rojo, el de la argentina, quedaba anulado por decisión de Jordi: "El helado queda cancelado para evitar una posible salmonelosis por no cocinar el huevo. Y porque soy bueno, que podría cancelaros también los buñuelos, que parecen castañas de lo tostados que están la gran mayoría". Máxima tensión en la fase de equipos que se resolvió con la victoria de los azules, gracias en gran parte por una buena gestión por parte de Valentín que los jueces no dudaron en elogiar. "Hoy has sido un gran capitán. Sabías qué estaba pasando en todo momento y has transmitido seguridad", anotaba Pepe tras el veredicto.
De vuelta al plató, Laly, Teresa, Josecho, Natalia, Marcos y Carlos se veían obligados a encarar la prueba de eliminación. Jordi Cruz, al igual que pasara con Samantha hace unas semanas, se colocaba frente a los fogones dispuesto a cocinar, retando a los candidatos a abandonar el programa a diferentes pruebas. Carlos, Natalia, Teresa y Josecho salvaban la situación, quedando la expulsión entre Laly y Marcos.
La prueba definitiva tenía la manzana como protagonista, que ambos debían llevar con acierto a dos recetas propias. Él eligió un guiso de pollo y ella se inclinó por una tarta. Ninguno de los dos convenció al jurado, pero finalmente se decantaron porque el sevillano fuera el que continuara en el programa. Una decisión no exenta de polémica pues en el transcurso del reto Marcos engañó a su compañera, algo que no tuvo inconveniente en confesar: "Estoy jugando mis cartas. Laly me está preguntando que cómo va el horno y he dicho que va mal, cuando va bien. Lo que pasa es que, como yo soy un poco tramposo y ella se me había adelantado, he dicho... '¡Pues ahí te vas a quedar!'. ¡Y 'p'alante'!".