Precisamente, el hecho de formar parte de gran cantidad de recetas, ha provocado que la pasta filo tenga ya una notable presencia en la cocina occidental. Hoy en día la puedes encontrar en cualquier supermercado, por lo que, tanto éste, como el resto de ingredientes de la tarta de queso tyropita, no resultarán difíciles de conseguir.
La tyropita es un plato que viene muy bien a modo de picoteo antes de la comida o durante la cena. No obstante, también puede servirse durante el postre, ya que es un pastel salado muy típico de la cocina griega. Precisamente, en Grecia se suele vender en las panaderías como aperitivo o para tomar durante el desayuno.
Ingredientes
- 200 gramos de queso feta o queso blanco tipo Burgos
- 8 hojas de pasta filo
- Un poco de orégano (también se puede emplear perejil picado)
- Menta fresca casi en polvo
- 1 huevo
Preparación de la tyropita o tarta de queso griega
-En primer lugar, desmenuza el queso feta o queso blanco tipo Burgos en un bol.
-Agrega a este bol una cucharada de orégano o de perejil picado y otra de menta fresca casi en polvo.
-En otro bol o en un plato, bate el huevo.
-Seguidamente, extiende la hoja de pasta filo y corta cuadrados de unos 12 centímetros de lado aproximadamente.
-En el centro del cuadrado, echa un par de cucharadas grandes de queso con especias y dobla por la diagonal.
-Con un pincel, o mojando la punta de los dedos en el huevo batido, cierra los lados con fuerza (estos serán los tyropitas).
-Coloca los tyropitas que hagas, mojándolos con el resto del huevo para que queden brillantes, en un papel de horno o en plata para hornear.
-Mete los tyropitas en el horno a 200 grados centígrados durante 10 – 15 minutos, o hasta que se vean dorados.
-Una vez que se saquen del horno, ya están listos para servir. Se pueden tomar tanto en caliente como en frío. Pero hay que tener en cuenta que las hojas de pasta filo son muy finas, por lo que habrá que ir superponiendo unas sobre otras. Será así cuando, después de hornear, quede una pasta muy crujiente.
Si no se consigue pasta filo, puede emplearse pasta de hojaldre de toda la vida. El problema es que esta pasta, una vez cocida, adquiere demasiado volumen, perdiéndose el protagonismo del verdadero sabor. Para que esto no ocurra, hay que cortar los cuadrados no mayores a 8 centímetros al extender la pasta de hojaldre. De esta manera, los tyropitas tendrán unas dimensiones más adecuadas.