En 1956 se casó con Arthur Miller, premio Pulitzer y máximo exponente de la intelectualidad americana. El dramaturgo escribió para ella Vidas rebeldes. Tras su divorcio, en 1961, Miller afirmó que: "Debajo de ella había mucha oscuridad". Uno de sus mayores deseos era el de ser madre. Según confirmó ella misma, tuvo once abortos a lo largo de su vida. Sus continuas crisis la llevaron a ser tratada con tranquilizantes en varias ocasiones. Durante el rodaje de Vidas Rebeldes, la actriz no pudo aguantar la presión y la fatiga del trabajo y tuvo que ser hospitalizada durante una seman a por agotamiento nervioso. Aunque el parte médico decía que padecía agotamiento, esto no pudo acallar los rumores de que había sido ingresada tras un intento de suicidio. Una vez superado el mal momento, se anunció oficialmente la separación de la pareja.