22 MAYO 2004
El saludo de los sables de la Guardia Real recibió a los Príncipes de Asturias a su salida de la Catedral de Nuestra Señora de la Almudena mientras se oían las campanas del templo. Esta fue la primera vez que los madrileños pudieron ver a don Felipe y doña Letizia convertidos en marido y mujer. En el mismo Rolls-Royce Phantom cubierto en el que doña Letizia llegó a la Catedral, los Príncipes se dirigieron al Palacio Real para, a la una de la tarde, comenzar el recorrido por las calles de Madrid, decoradas con flores, banderolas y gallardetes, según el diseño de Pascua Ortega, en tonos rosas, nata, ocre y.
La lluvia, protagonista también de esta boda, impidió que muchos madrileños salieran a la calle, los que si lo hicieron se protegieron con paraguas, chubasqueros e incluso bolsas de plástico para no perder la privilegiada posición que durante horas habían guardado. El recorrido de los Príncipes de Asturias comenzó en la Cuesta de San Vicente hasta llegar a la plaza de España, siguió por la Gran Vía donde, a la altura de la plaza Callao, sonaba la música en directo del conjunto de jazz Canal Street Band.
Hasta la plaza Cibeles, los Príncipes de Asturias estuvieron escoltados por la unidad de la Guardia Real Motorizada pero a su llegada a esta simbólica plaza, la unidad a caballo tomó el relevo dando mayor vistosidad a su recorrido por el Paseo del Prado y hasta llegar a la Basílica de Atocha, donde la princesa Letizia entregó su ramo. Uno de los momentos más emotivos se produjo cuando los Príncipes pasaron frente al Bosque de los ausentes, en el que 192 árboles, cipreses y olivos, recuerdan a las víctimas del atentado del pasado 11 de marzo. El mismo día de su boda, don Felipe y doña Letizia habían hecho llegar una corona de flores a este lugar en la que se leía: “Siempre en nuestra memoria. Felipe y Letizia”.
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