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Doña Letizia Ortiz, muy elegante con un dos piezas de Lorenzo Caprile y zapatos de Pura López.
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Mary Donaldson -en la foto, junto a su prometido, Federido de Dinamarca- eligió un espectacular vestido rojo y una llamativa tiara de diamantes y rubíes.




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13 MAYO 2004
Con una sonrisa radiante e impecablemente vestida, haciendo gala de la personal elegancia que caracteriza a doña Letizia Ortiz, así ha sido el debut social de la futura Princesa de Asturias ante la aristocracia internacional en el inigualable marco del Teatro Real de Copenhague, con motivo de la gala previa a la boda de Mary Donaldson y el príncipe Federico de Dinamarca. Sin duda alguna, una situación muy diferente a la que doña Letizia vivió con motivo del homenaje que los españoles y la Familia Real realizaron en la catedral de la Almudena a las víctimas del 11 de marzo. Aquel día su primera genuflexión en público fue ante el príncipe Moulay de Marruecos (hermano de Mohamed VI), seguido de Alberto de Mónaco, Felipe de Bélgica, el propio Federico de Dinamarca y Carlos de Inglaterra. Un escenario completamente diferente, luctuoso, en el que el mundo lloraba con España los trágicos atentados terroristas.

A pocos días de su boda con el príncipe Felipe, no han sido pocos los que han querido ver un cierto paralelismo entre doña Letizia y Mary Donaldson: ambas mujeres jóvenes, emprendedoras, cultas, independientes y enamoradas de un príncipe, a pesar de no pertenecer a la aristocracia. Sin embargo, ambas han sido capaces, gracias a su simpatía e inteligencia, de hacerse también con un hueco en el corazón del pueblo.

La presentación de doña Letizia en sociedad no ha podido ser más espectacular. Para la ocasión, la prometida del príncipe Felipe eligió una creación del diseñador madrileño Lorenzo Caprile, confeccionada con telas de la empresa valenciana de tejidos 'Rafael Catalá', según expreso deseo de doña Letizia. En concreto, se trata de un dos piezas compuesto por una chaqueta encorsetada con amplio escote barco, brocados de seda -que reproducían dibujos de Avignon, inspirados en el siglo XVIII- y botones bordados en cristal; y una falda de color rojo guinda a tono con los brocados.

Y, como complementos, un bolso bordado, que el propio Lorenzo Caprile adquirió a un anticuario para, posteriormente, regalárselo a la prometida; y unos elegantes zapatos diseñados por la alicantina Pura López: un modelo de salón en raso guinda, con el talón descubierto, horma afilada rematada con pequeño chaflán y 10 centímetros de tacón fino y ligeramente cuadrado.

Al igual que doña Letizia, Mary Donaldson se decantó también por un diseño en tonos rojos, aunque, en su caso, no se trataba de un dos piezas, sino de un vestido largo. Los tonos pastel también tuvieron especial protagonismo en esta gala. Guapísima estaba Marta Luisa de Noruega, con un traje de escote drapeado en tono melocotón, y Mette-Marit, muy sofisticada con una sobria creación en rosa palo.

Más llamativa fue Carolina de Hannover; la princesa monegasca sorprendió con un vestido gris con pronunciado escote rematado con un impresionante broche. Por su parte, Alexandra de Dinamarca lució un traje dorado con escote en pico.

En cuanto a los peinados, triunfaron los moños. Altos, bajos, sencillos, barrocos... Sin embargo, Mary Donaldson, la futura Reina de los daneses, se decantó por el pelo suelto, que apartaba de su rostro con una tiara de diamantes y rubíes, que fue propiedad de Desiree Clary, Reina de Suecia.


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